A Juan José Barcia Goyanes (2). Poesía analítica-fenomenológica-existencial




A Juan José Barcia Goyanes (2)

Poesía analítica-fenomenológica-existencial

 

Sana curiosidad,


de aquel que no puede evitar la percepción del saber[1]  

Sabia curiosidad,


de aquel, que hasta el final, supo vivir de un modo satisfactorio[2]

Así fue para mí la inspiración,


de aquel rostro anónimo que convertí en primera vocación[3] 




[1]  “Su afán por conocer –nos dice su hijo Demetrio Barcia con motivo del acto homenaje a su padre celebrado en la Real Academia de Medicina de Valencia, octubre de 2003- le llevaba al deseo de estar en contacto con toda la realidad, interesarse por todo. No era extraño que al hablar con él me comentara los éxitos del Depor, y lo sorprendí en una ocasión reciente discutir con un bisnieto sobre la superioridad de no sé qué grupo musical sobre el de Alaska y los Pegamoides”...”hasta no hace mucho, le consultaba de todo: como debía traducirse un término, cual era la mejor orientación en este tema, en qué texto estudiar tal cuestión. Y para todo tenía una respuesta acertada y exacta. Yo siempre creí que mi padre lo sabía todo”

[2] “De todas las lecciones de mi padre –continua diciéndonos Barcia Salorio- una de ellas es la fundamental y más importante la relativa a la ejemplaridad de su vida. Porque por encima de tantos logros lo que destaca es que tuvo una vida ejemplar”... “Yo nunca lo he visto quejarse en sus últimos tiempos a pesar de que casi ciego no podía siquiera leer, ¡un hombre como él que casi había vivido para leer!. Pero me decía: “No debo quejarme, a mi edad algo hay que tener”.

[3] Y así tuvo que ser para todos aquellos que tuvieron la ocasión de tratar con él, “una vida ejemplar, al servicio de los demás, fecunda, y generosa hasta el último momento. Sin queja, infatigable...Yo quisiera terminar –continua diciéndonos su hijo Demetrio- agradeciendo de nuevo a todos los que habéis organizado este homenaje y todos los que habéis querido acudir a él, pero también hacer una última reflexión. Tenemos que darnos cuenta de que este acto ocurre a más de treinta años de haber dejado mi padre su vida pública, después de haberse jubilado. Lo que quiere decir que mi padre había ahondado, había calado profundamente en vuestros afectos. Y esto es un gran consuelo para todos. 


                                                                                            Juan José Regadera, 2004                                                                                                                                           


                     

        

                                      Hasta pronto  

 

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