El valor de "la Palabra dada". Filosofía fenomenológica-existencial

 


El valor de "la Palabra dada"

Filosofía fenomenológica-existencial

El concepto de "la Palabra dada". Desde mi punto de vista, considero que "la Palabra dada" es, en sí, un modo de solución a un problema, el de asumir obligaciones, en el que la persona puede llegar a encontrarse, en un sentido general, "inactiva". 

La Palabra, del latín "verbum" y del griego "logos", etimológicamente significa, tanto la Palabra externa o proferida (dada o pronunciada), como la interna o concepto de la mente. 

En el primer sentido, como Palabra dada, la palabra expresa la idea que trasmitimos a otros. En el segundo sentido, como palabra interna de la mente, la palabra es elaborada por el contacto de la realidad con el entendimiento, o razón, y en este sentido, ante una obligación o deber no podemos evitar tener que llevarla a cabo. La Palabra dada a otro/a persona puede representar la acción que necesitamos para ponernos "manos a la obra" y llevar a cabo aquello que nuestro entendimiento o razón considere que es necesario hacer.

La anterior reflexión está basada en la raíz etimológica griega "Logos" que, traducido al castellano como Verbo o Palabra en su aspecto interno, constituye el despliegue de lo que podríamos considerar "el principio de la acción" como solución a la inacción, falta de actividad o parálisis de lo corporal. De ahí, las expresiones coloquiales: "dices que lo vas a hacer, pero no haces nada", "te muestras pasivo", "si ya sé, lo piensas... pero no lo haces". 

Si consideramos "la Palabra dada", en su aspecto externo, como principio rector de la acción, con ella nos manifestamos al mundo, con ella y mediante ella, creamos cosas, aunque solo sea como imitación de lo que vemos en otros. Con "la Palabra dada" participamos en el mundo, con "la Palabra como acción", nos valoramos, nos dignificamos y respetamos. 

Para entender lo anterior y su importancia, hay que recordar, que todas las cosas, tanto las que conocemos como las que aún no son porque están en la mente de sus creadores, han sido o serán hechas a través de la Palabra. Sin la Palabra nada sería o podría ser hecho de cuanto ha sido realizado. Es decir, todo lo que conocemos tiene su subsistencia en la Palabra. En el momento en que la palabra apareció en el mundo, el mundo cambió. 

Además de esta manifestación de la Palabra como creación, hay otra manifestación, para mí la más importante, "la Palabra dada por mí", pues me ayuda a convivir y habitar con los demás, me da seguridad ante los otros, me aporta verdad, me ayuda a transmitir honradez y sinceridad. Con la Palabra, soy, existo, estoy aquí, soy quien soy, no éste o aquel o el de más allá. Estoy. Me revelo, me muestro ante ti. Vislumbro mi proyecto personal anticipando mi intención de obrar para llegar a ser. 

El mundo, nuestro mundo, ha sido creado "por" "la Palabra", no simplemente "con" palabras. No todas las Palabras dadas lo son idéntica y unívocamente para hacer, crear o ser, aunque algo en común o análogo haya en ellas, puesto que son designadas con la misma expresión, esto es, con la intención de provocar algo. 

Para mí, el poder de "la palabra dada" está recogido en la propia acción y la revelación que representa. Cuando doy mi Palabra no estoy indicando un dicho, sino que anticipo una hazaña, transmito aquello que aún no es pero que está por venir. ¿Acaso, no es natural, que pronunciarla me de miedo y coarte mi libertad? ¿Qué problema hay realmente en intentarlo? 


Juan José Regadera. Murcia, 2015 

                     


                           Hasta pronto

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