Los constructos personales: 5. El trapecio. Psicología de la personalidad


Los constructos personales: 
5. El trapecio

Psicología de la Personalidad

(Algunas de las ideas aquí expuestas han sido extraídas del libro de Viktor E. Frankl, “El hombre en busca de sentido” publicado en l946. El Dr. Frankl, psiquiatra y escritor judío fue uno de los supervivientes de los campos de concentración Nazis. Sus padres, su hermano e incluso su esposa murieron en los campos tan solo se salvo una hermana. Actualmente aun vive).

Conversando con Noelia:

Hace unos días leímos la carta de Noelia, en ella nos describía las cosas que le gustaría hacer en su vida, cosas que sin ser prohibitivas no se permitía abiertamente realizar. Uno de los deseos más importantes para ella sería mostrarse abierta, extrovertida y simpática.

Desde hace unos seis meses las obsesiones que acompañaban a Noelia se atenuaron casi por completo, y ese momento, y sin saberlo, comenzó a mostrarse más a su gusto (comenzó a recuperar el viejo sentido dado a su vida- la extroversión).

Después de contraer matrimonio, e incluso mucho antes, la simpatía y apertura de Noelia hacia los demás, implicaba de algún modo, pero sobre todo a nivel inconsciente, un conflicto de tipo moral (relacionado con la forma de mostrar su afectividad), ocultado a través de una serie de conductas obsesivas, que de alguna manera siempre habían estado presentes en su vida y que a raíz de comprometerse emocionalmente se incrementaron.

Cuando Noelia, inconscientemente, decidió moderar sus manifestaciones afectivas hacia los demás, de alguna manera, suprimía en ella algo que necesitaba para si, el cariño y la admiración de los otros. Esta decisión fue el origen de una serie ininterrumpida de ideas obsesivas (todas ellas relatadas en la 3ª entrega) que comenzaron por frustrar su felicidad y bienestar familiar.

Hemos luchado juntos para combatir dichas ideas. Por fin, ha conseguido enfrentarse con el sentido que inicialmente había elegido para su vida (siendo aún una niña). Ahora ese sentido se ha vuelto en su contra. Ha dejado de vivir una suplantación, mostrada a través de las innumerables ideas obsesivas, ahora vive un conflicto moral.

A partir de este momento nuestra labor será rectificar la orientación que Noelia había decidido dar a su vida, una vez que sabemos lo poco satisfactoria que le ha sido. Trataremos de construir juntos un nuevo futuro, que se enfrente con un nuevo sentido para su vida, pero sobre todo, que consiga alcanzar el difícil arte del trapecio (como buenos equilibristas) en este Circo que es nuestra vida.

(A continuación, transcribo la carta enviada a Noelia. Lo escrito entre paréntesis es una nota aclaratoria, ya sea de una frase o de una metáfora. He decidido hacerlo así para ayudar en la compresión de algunas de las metáforas incluidas en el texto).

 Jueves, 22 de octubre de l988

Ayer estuve contigo Noelia, tratabas de llorar y no lo conseguías.

De niña, veías como tu madre enfermaba. Cada día se alejaba un poquito más de ti. Ahora, de vez en cuando, tan solo te hace compañía- (padecía un trastorno mental de características irreversibles).

Hace poco te casaste. Después tuviste un bebé- (ahora eres mamá, también eres esposa). Cuando te conocí me relatabas la enfermedad del mundo- (los trastornos de ansiedad), supe reconocerla porque yo había comprado ya billete para ese tren. Durante mucho tiempo fuimos juntos montados en el vagón- (la consulta), ocasionalmente trataba de satisfacer tus dudas, yo había sido marinero antes que ferroviario por eso sabía cómo contestarte- (estaba preparado para ello).

Hace unos días Noelia, me definías, a través de una carta, lo que te gustaría hacer en tu vida, habías empezado a encontrar un sentido- (me decías que eras una persona jovial y extrovertida).

Ahora cuando viajamos no me relatas historias rumiantes- (obsesiones), me cuentas tu conflicto- (dilema moral). Me dices, sin saberlo tú, que antes de haber subido conmigo en el vagón, tu tren se detuvo en una estación y que alguien te ofreció un libro de principios morales que releíste mientras viajabas- (de niña te explicaron qué conductas eran correctas y cuales incorrectas, y tú, las aplicaste al pie de la letra). No lo sabías, pero cada párrafo que leías algo tiraba de ti, limitando tu voluntad y tu libertad- (la moralidad).

De pequeña no notaste la necesidad de cariño que sentías- (por parte de tu familia), eras una niña muy despierta y supiste buscarlo. Tu madre no estaba cerca para dártelo.

Un día te enamoraste y tu vida comprometiste- (el matrimonio), fue entonces cuando montaste en mi vagón- (llegaste a consulta), ibas cargada de principios morales que incrementaban tu frustración. Yo te contaba que de joven había navegado con la enfermedad del mundo- (muchos de nosotros hemos tenido problemas afectivos que nos producían ansiedad) y que su sufrimiento no era tan patológico. Te explicaba como de ese sufrimiento había nacido en mí el logro de cosas que deseaba- (lo conseguía cada día superando la ansiedad).

Noelia, quiero que demos un cursillo de trapecista, necesitamos movernos con equilibrio.

De pequeña no pudieron darte todo lo que necesitabas, has hecho muchos viajes de tren buscando el cariño y la simpatía y has releído libros de estación, libros sobre el deber, sobre la honestidad, pero ahora, dime Noelia, ¿qué hacemos con tus sentimientos? ¿cómo tapamos el agujero negro de tu afectividad? (aquel que surgió en tu infancia).

Los cuentos que me relatabas en el tren, eran solo eso, historias de alguien que “rumiaba mariposeando de idea en idea”- (dabas vueltas a tus obsesiones sin enfrentarte con tu dilema), ahora, después de viajar juntos, durante dos años y medio, tenemos una verdadera historia, una historia sobre tu necesidad afectiva y el modo de saciarla- (tu conflicto moral).

¿No te he contado que antes de navegante y ferroviario también había sido poeta? De joven, con 15 años, escribí, sin saber muy bien lo que decía:

“llegará el día pequeño de que te oigan cantar, 
los pájaros, 
aquellos que cantan cerca del monte, vuelan a tu terraza, 
Se acercan a tu ventana. 
Los pájaros, los que antes eran niños, ahora maduros, 
Como hombres, 
te tientan, te confunden, te pone alas y te echan a volar 
por los aires” 

(Todos soñamos, a nivel inconsciente, que algún día podremos saciar el trauma de nuestra afectividad –nuestro agujero negro -; los pájaros, son aquellos hombres o mujeres que, disfrazados de ruiseñores, nos susurran en el oído, haciéndonos creer que ellos tienen el poder de reparar la tragedia de nuestra afectividad. Sin embargo, lo único que consiguen es precipitarnos más e incrementar la frustración)

Noelia, no te conviertas todavía en aviadora, ¿hacía dónde volarás?...

Ahora Noelia, necesito que te calmes, tienes que dominar el difícil arte del trapecio, encontrar ese equilibrio entre tu necesidad y tu conciencia. 

Han pasado 23 años desde que escribí aquel poema sobre los pájaros. En aquel momento, no sabía muy bien lo que decía, sin embargo, ahora si sabría como terminarlo:

“Nunca he sido aviador, 
Aunque si he hecho de bufón 
Puedes imaginar por qué, 
Para satisfacer el agujero de mi afectividad” 

Las obsesiones, las crisis de angustia, las fobias, la ansiedad general surgen, entre otros motivos, como resultado de una vida de suplantación. Mostrarnos tal y como queremos ser supone un serio peligro a nuestra integridad, dudamos de poder controlar la ansiedad derivada de ser uno mismo. Entonces, ¿qué pasos debo dar para ser consciente de mi libertad, de ser uno mismo, y hacer uso de ella asumiéndola con responsabilidad, sin temor a equivocarme?:

a)        Muéstrate tal y como quieres ser, puedes hacerlo durante unos días, disfrutarás haciéndolo.

b)       Comprueba la tensión que te produce ser tu mismo.

c)        Sopórtala durante algún tiempo, es importante permanecer el tiempo suficiente en el nuevo papel, ya que necesitamos definir adecuadamente si hemos acertado con la elección, solo la práctica, supervisada por nosotros en consulta, te ayudará a aceptar o rechazar la elección.

d)       Buscaremos el equilibrio entre lo que querías y lo que verdaderamente puedes hacer, aquí la intuición tiene un papel capital.

e)        Para asegurarnos el éxito en los pasos anteriores tenemos que contemplar las siguientes circunstancias:

1.         La dependencia y el egocentrismo (entendido aquí como ensimismamiento, aislamiento respecto al mundo, negación del deseo de apertura), provocan pánico y la creencia casi absoluta de no conseguirlo.

2.         Debemos alejarnos de la actitud dependiente (viciosa y enfermiza), que nos hace compartir, con otros, el sentido de nuestra vida, es decir, la tarea que deseamos realizar. Esto es imposible, ya que la tarea de cada uno es personal e intransferible, no se puede ceder a nadie, ni compartir.

3.         Aquellos que soporten mejor la tensión alcanzarán la salud mental y el control personal. La tensión forma parte del hecho de vivir, renunciar a tenerla o no adaptarnos a padecerla es contrario al bienestar mental.

4.         Cuando un arquitecto quiere apuntalar un arco que se hunde, aumenta la presión encima de él, para que sus partes se unan así con mayor firmeza. Se entiende que no se trata de disminuir la presión sobre nosotros si lo que buscamos es autoafirmarnos y consolidarnos como seres independientes y singulares (únicos).

5.         Cuando os presiono, es normal que sintáis molestias, ya que la vivencia más inmediata que os produce es la experiencia de vacío íntimo en que ha caído vuestra vida y el agobio de no tener direcciones claras hacía la que dirigiros. Es una tontería preocuparse, cualquiera de nosotros lo experimenta igual, la sensación de vacío es común, es un fenómeno natural de nuestra época, el hombre se ha quedado sin tradiciones que le digan lo que tiene que hacer y ha perdido el instinto que le dice cómo actuar y cómo comportarse. Nadie te lo contará tan solo seguirá su camino confiado en que resolverá su ansiedad y su malestar.

6.         Quién busque un sentido a su vida en términos generales perderá el tiempo, ya que el sentido de nuestra vida cambia continuamente a través de los acontecimientos por los que atravesamos, por lo que no es sensato intentar definir un proyecto de manera global. El sentido difiere de un día a otro, de una hora a otra, por lo que lo importante no es encontrarlo como algo definitivo sino saber que es lo que estás haciendo en cada momento dado.

7.         Aquellos de vosotros que más aburridos os sentís, más vacío y falta de sentido encontrareis. Por lo que os pido que no os disfrazáis ni utilicéis caretas para disimularlo, es decir, pensando en el dinero, en el trabajo, en el placer... La única respuesta a esta situación es la siguiente: Imagínate que tienes la oportunidad de vivir otra vez, y que eres consciente de lo mal que lo has pasado comportándote como lo estás haciendo, ¿qué harías sí tuvieras la oportunidad de poder vivir otra vez?

Domingo, 25 de octubre de 1988

Noelia, ya hemos terminado el cursillo de trapecista, ahora te toca a ti hacer el doble giro con tirabuzón. Vas a desarrollar tu afectividad siendo responsable ante ti y no ante los demás (es decir, ante tu conciencia y no ante la sociedad). Mostrarás tu afectividad sin olvidar que tienes un agujero negro, te demostrarás que serás capaz de desarrollar la confianza, y que su adulación no tiene sobre ti el efecto que siempre has temido ya que ese agujero negro, estás orientándolo certeramente hacia su saciedad (tu nueva familia).

Conozco que es así, porque cuando se tiene un agujero y no se conoce bien su color, entonces, no se tiene conciencia, es decir, no se desarrolla la enfermedad del mundo (la ansiedad), se desarrolla otro tipo de enfermar, el de la negación del otro, la falta de escrúpulos, el no tener en cuenta a los demás. Ese no es tu caso, tus problemas son de conciencia y de integridad, pero siempre mirando hacia los demás y temiendo su opinión.

Las personas como tú, cuando aciertan en la diana de la afectividad, son impenetrables e imperecederas, fieles al proyecto que han elegido desarrollar. Es la ansiedad disfrazada de vacío, la que confunde tu espíritu y se deja seducir por el negro y oscuro trauma de la pubertad, tratando de recuperar las ilusiones perdidas, ahora estériles, sin saber que la vida te está dando una nueva oportunidad, en las personas de tu hijo y esposo.

El bienestar a tu vida no lo hallarás en lo que recibas de lo demás, la resolución al trauma de tu juventud la encontrarás en la medida en que cumplas el compromiso ya iniciado. Por eso es tan importante el uso que hagas de tu libertad ahora que estás menos obsesiva. Te estoy pidiendo que te muestres tal y como eres, afectiva, abierta, coqueta, juguetona, pero que lo hagas con responsabilidad, es decir, comprometiéndote a la tarea que ya tienes iniciada con tu hijo y marido, pues en el compromiso con ellos y contigo misma es como resolverás el conflicto moral que siempre te ha conducido hacia las obsesiones, y acertarás en la búsqueda de tu autorrealización.


Juan José Regadera. En Murcia, 1998

                                


Hasta pronto

Comentarios