Los constructos personales: 4.2. Consistencia interna. Psicología de la personalidad
Los constructos personales:
4.2. Consistencia interna
Psicología de la personalidad
Sábado, 17 de octubre del
98, siete de la tarde:
Manuel,
acabo de hablar contigo por teléfono y me he sentido muy reconfortado sabiendo
que el fax que te envié ayer ayudó a reparar un poquito tu vida; como verás
sigo estando motivado para escribirte, sobre todo después de saber que te
sientes acompañado y he vuelto a releer
fragmentos de Ortega (entresacados de una conferencia del que actualmente
es mi orientador y director de tesis el profesor Barcia, leída por él en un
curso sobre el Pensamiento de Ortega,
celebrado en el Instituto Universitario Ortega y Gasset, en Madrid) buscando alguna nueva idea, aunque tú,
hoy, sin saberlo me la has dado, cuando me decías el interés que tienes por conocerte.
Siendo estudiante, leí en
un periódico de nuestra ciudad una entrevista que le realizaron a un ilustre psicólogo
de nuestro país, José Luis Pinillos, quién decía: “lo peor que le puede pasar a una persona, a una sociedad o a una
cultura, es no saber qué le pasa”,
esta frase suelo recordarla frecuentemente, por eso comprenderás la razón de
esos largos minutos robados a tu tiempo de sesión, cuando al estar juntos
aprovecho cualquier oportunidad para hablarte de mí. No puedes imaginarte lo
bien que me sienta, cómo agradezco esos minutos contigo, cuando, a lo largo de nuestras
reuniones, voy, poco a poco, encontrándome a mí mismo a través de ti, voy
conociéndome. Pero lo más emocionante de todo es cuando descubro que utilizáis
mis humildes experiencias para vuestro propio desarrollo. Es entonces, cuando
me siento más orgulloso y puedo reconocerme en los versos del poeta Rilke:
“Te
alegras
De
todos los que sírvanse de ti
Cómo
una herramienta”.
A mí, ya no me preocupa
llorar Manolo; a veces me reconforta escuchar a Carlos Gardel cuando dice “bajo
el ala del sombrero cuantas veces embozada una lágrima asomada no la pude
contener”. Con tu apertura a los demás
atenuarás tu malestar, ya que como bien dijo Ortega, “uno de los orígenes del sufrimiento humano es precisamente no saber
encontrar el verdadero sí mismo”, tú estás buscándolo y yo quiero ayudarte
a encontrarlo. Ahora te conozco, sé de ti, como decía Gardel “nadie comprendía
que si todo lo daba en cada vuelta dejaba pedazos de corazón. Ahora triste en
la pendiente, solitario y vencido yo me quiero confesar, si aquella boca mentía
el amor que me ofrecía, por aquellos ojos brujos yo habría dado siempre más”,
eso lo vi Manuel, eres un hombre robusto y gallardo, por eso soy yo ahora el
que te dice parafraseando a Gardel, “si fuiste flojo, si fuiste ciego, solo
quiero que comprendas el valor que
representa el coraje de querer”, y tú lo tuviste, aunque ahora “cuesta
abajo en tu rodada, las ilusiones pasadas no las puedas arrancar”.
Me sigue satisfaciendo
que quieras conocerte, y que sin saberlo, tú mismo, me hayas dado la idea de
este nuevo encuentro que mantenemos por carta. Me alegar tu idea ya que así, me
das la oportunidad de ayudarte a
encontrar tu belleza interior, entendida aquí como la realización de lo que
debes hacer, y de cuál podría ser el proyecto de tu vida; con el tiempo descubrirás
cómo la coincidencia de ambas cosas produce en ti una línea de existencia relativamente
feliz, y es así Manuel como dejarás de dividirte en dos y serás la persona que
tienes que ser. Y que esta dislocación vivida hasta ahora, entre tu robusto silencio y tu trágica ternura,
filtrada a través del dolor, de la angustia, del enojo, del mal humor, del
vacío, deje de deformar tu vida y permita restaurar
tu persona para que llegues a ser lo que realmente tienes que ser.
Ahora Manolo, parece que
es el momento más oportuno para que todos los compañeros de grupo te conozcan
mejor y sigamos con nuestro curso sobre LOS CONSTRUCTOS PERSONALES.
Había pensado para este jueves, explicar un concepto
que podemos denominarlo: Contrastación
de la consistencia interna del sistema. Para comentar adecuadamente esta
estrategia, que se basa en el procedimiento de la confrontación, y ya que cuanto con tu permiso, voy a relatar dos fragmentos de tu experiencia que
calificaremos de construcciones
incoherentes entre sí, después, entre todos debatiremos las incoherencias
de los relatos, y así, a través de tu experiencia Manuel, reflexionaremos sobre
esos dilemas que cada uno de nosotros arrastra y que nos impiden encontrar, en
palabras de Ortega, nuestra belleza
interior, en el sentido de gobernar nuestra vida con vistas a poder
estructurarla en aquello que tanto deseamos y que por la razón que sea no
sabemos o no podemos ver, como le sucede a nuestro amigo Luis Alberto que espero que a través de
nuestras reflexiones y metáforas pueda surgir alguna luz que le permita salir
de su túnel. Pensándolo bien Manolo,
nuestro amigo Luis no debe de tener
tanto miedo, como bien le decías tu hace unos días, ya que los túneles producen miedo hasta que uno comprueba que todo
túnel tiene su salida (de no ser así no sería un túnel).
Así Manuel que sin más dilación, paso a relatar fragmentos de tu vida, que yo particularmente encuentro de una gran
fortaleza, (por cierto, animo desde aquí a que todos pongáis en práctica este
método de autocaracterización. Si os resulta más fácil podéis hacerlo en
tercera persona, es decir, como si le estuvierais escribiendo una carta a una
amiga vuestra donde le habláis de otra amiga). A todos nos vendría muy bien
escribir algo así. Ahora sí, a continuación, relataré, para todos vosotros,
aquellas cosas que conozco de la vida de nuestro amigo:
Manuel
es un muchacho que actualmente tiene treinta y tres años y está trabajando como
Técnico de Gestión de Personal en el Ayuntamiento de su localidad, puesto al
que accedió mediante concurso de Oposición. Con anterioridad a su trabajo,
estuvo estudiando en su región donde se Diplomó en Grado Social, después estuvo
en otra ciudad durante un tiempo, obteniendo a su vez la diplomatura en
Relación Social. Volvió, no hace mucho,
a matricularse en su región con el fin de sacar una Diplomatura que
recientemente se ha incorporado a la Universidad de la Región, en esta ocasión
Gestión y Auditoría Pública (carrera que tiene a medias y temporalmente un poco
abandonada). Como podemos apreciar, Manuel
no es el funcionario corriente que se limita hacer su trabajo sino que todo lo
emprendido hasta la fecha tiene que ver con su trabajo, no es frecuente
encontrar alguien así ¿verdad?, su curriculum es largo, posee diversos cursos
de formación, todos ellos relacionados con su profesión sobre Gestión de
Personal e Informática. Cuenta también con el Título Oficial de la Escuela de
Idiomas de Inglés.
Otros datos de su
biografía, que a mi particularmente me sorprenden, son todas las circunstancias
que se han dado en su vida respecto a accidentes y enfermedades; de crío, con
siete años sufrió Meningitis tipo C (una enfermedad considerada en el pasado
como algo muy serio ya que no existían los avances médicos actuales), también
fue arrollado por un coche cuando iba en bicicleta. Más recientemente le diagnosticaron
un tumor (los médicos le dijeron textualmente que le quedaban sólo dos meses de
vida). El tumor consistía en la inflamación de un ganglio del cuello de rápida
propagación (actualmente y desde hace
varios años acude periódicamente a Valencia, donde suele pasar revisión de la intervención
a la que fue sometido).
Es muy aficionado a los
deportes, prácticas deportes de alto riesgo como escalada, descenso de
barrancos, y piragüismo en aguas turbulentas (precisamente hace unos días su hermano
logró, con ayuda de una cuerda sacarlo de una zona de aguas en remolino en la
que había volcado con la piragua y de donde no lograba salir). También es
aficionado a la Espeleología, afición que le supuso hace un tiempo sufrir un
accidente de serias consecuencias al caerle una piedra en la cabeza (fue
sometido a otra nueva intervención quirúrgica a vida o muerte al tener que
drenarle un coágulo que se le había formado en el cerebro). Como noticia más
agradable deciros, que está terminando una vivienda unifamiliar que el mismo ha
diseñado y ayuda en su realización.
Acudió a consulta
recomendado por una buena amiga de ambos, aunque no se dejó convencer
fácilmente, ya que casi durante una año dicha amiga me telefoneó en un total de
cuatro ocasiones avisándome de que tal vez acudiría, cosa que luego no ocurría.
Según nuestra amiga Manuel no se encontraba bien, me hablaba de él como si se
tratase de una bellísima persona, principalmente lo veía muy solo, aunque ella
no encontraba motivo para su malestar, ya que Manuel es muy apreciado entre sus
conocidos y está bien considerado en su trabajo. Por fin, lo conocí, y
efectivamente lo primero que advertí en él era su nobleza. Me habló de su timidez,
de sus dificultades para relacionarse y sobre todo de su interés por encontrar una mujer de la que enamorarse, al tiempo que
me confesaba su dificultad en el trato con ellas. Comencé a trabajar con él con
muchos impedimentos por su parte, ya que continuamente argumentaba que tal vez
no seguiría viniendo a consulta por no estar seguro de que esto pudiera servir
para algo. Al poco de estar acudiendo a consulta, se dio la circunstancia que
dos chicas se interesaron al mismo tiempo por él, en aquel momento me dediqué
de lleno a motivarlo para que se decidiese por una de ellas, ya que decía no
verse preparado e incapaz de llevar satisfactoriamente una relación de pareja,
al final se decidió y comenzó a salir con la chica que más le atraía.
Hace poco, coincidiendo con
la llegado del verano, en Julio, volví a pasarle la rejilla que todos conocéis
y las fotografías. Me llevé una grata sorpresa ya que la mejoría encontrada
había sido considerable y el mismo reconocía lo bien que se sentía.
Como él mismo nos contó,
su relación de pareja se ha terminado no hace mucho. Antes de la llegada del verano
tuve ocasión de conocer a la que fue durante un año su novia, vino a hablar
conmigo por petición mía. Las cosas entre ellos comenzaban a ir mal. Según sus
propias palabras, la responsabilidad que le suponía la relación con Manuel en los términos en que él mismo
la definía “eres lo más importante para mí”, “mi vida sin ti no vale nada”,
“eres lo más grande que me ha ocurrido”… le creaba inseguridad ya que no se
sentía capaz de estar a la altura de la situación.
Coincidiendo con las
vacaciones de Agosto la situación llegó definitivamente a su fin, Manuel se derrumbó como nunca antes le
había ocurrido, y sus padres, muy preocupados con la situación de su hijo, decidieron
hace unos días venir para hablar conmigo, con el fin de ver en que podían
ayudar. En ese momento tuve ocasión de apreciar el carácter fuerte de su madre,
una mujer enérgica, con iniciativa y las ideas muy claras. Su padre era un
hombre tranquilo, afable, también tenía su genio aunque lo mostraba con
prudencia. Según relataba la madre, el padre, generalmente había estado ausente
de casa por sus muchas obligaciones, habiendo sido ella la que de alguna manera
había asumido la responsabilidad de la casa y los hijos.
Tras la descripción de
parte de su vida, lo primero que me sorprende Manuel, es el tremendo éxito
alcanzado a nivel profesional y la
fortaleza y templanza mostrada en los trágicos momentos por los que has atravesado. En
cambio, en tu vida privada, la
emocional, en cuanto a relación amorosa, tu reacción a los acontecimientos
ha sido dramática. Dada esta situación, lo primero que me viene a la cabeza es
la “pérdida de control tan llamativa en
su mundo emocional” (recordemos la sorprendente visita de los padres,
tratándose de una persona tan mayor) y el “control
excesivo” ante otras eventualidades (quién llevaría tan bien sufrir un
cáncer y que le den dos meses de vida). Esta confrontación me lleva a formular
ambas situaciones como lo polos opuestos de una misma dirección de construcción,
teniendo ambos ventajas y desventajas. Como consecuencia de ello, Manuel,
deberíamos centrarnos en la integración de estos dos sistemas de construcción
que aunque muy dispares forman parte del mismo continuo. Debemos importar al campo de tu vida privada y
emocional parte de esa fortaleza que utilizas para “subir montañas”, “luchar contra la fuerza de los ríos”, “adentrarse en
cuevas y bajar a las profundidades de la tierra” (espeleología), y “entrar en un quirófano”, e importar a tu vida social esas dotes de Carlos Gardel, sensible, dulce,
romántico que tan entrañablemente encuentras en ti cuando te conozco
profundizas en tu ser, en lugar de dar esa apariencia de “leñador que viene de cortar troncos y cargarlos en el camión”. Y
tampoco quiero oírte decir imitando a tu amigo Gardel, “yo sé que ahora vendrá caras extrañas con su limosna de alivio a mi
tormento. Todo es mentira, mentira, y me lamento. Hoy está solo mi corazón”.
Tendrás que demostrarme, querido amigo, que todo es mentira, que ninguna cara
extraña será capaz de aliviarte, porque yo sé que tú corazón, Manolete, no está
solo.
Esto, Manolo, lo llamamos
contrastación de las construcciones
internas y es una manera de confrontar
la incoherencia de tus construcciones, de este modo, apreciarás la rigidez
de tu sistema. El siguiente paso para ayudarte lo definiremos como aflojamiento de constructos (para el
caso de las personas excesivamente rígidas), o rigidificación (para las personas demasiado flexibles).
Durante días, aquellos de
vosotros que ha tendido ocasión de conversar y escuchar a nuestro amigo Manuel
habrán observado la tendencia que tiene a situarse casi de forma permanente en
uno de los dos extremos del constructor, en este caso cuando nos hablaba de lo inútil
y fracasado que se siente, era imposible hacerle cambiar de parecer, veíamos
como construía sus argumentos con un sentido inequívoco y preciso, con
conexiones muy claras y fijas entre los acontecimientos que el describía. En
ese momento lo único que se puede hacer por Manuel es aflojar sus construcciones, de forma que admita otros argumentos
más vagos, que tengan un sentido menos estático en el tiempo y que sean más
abiertos.
Lo primero que apreciamos
en Manuel después de una conversación con él, es cómo construye su situación
emocional: “como soledad amorosa sin solución”, ya que no estaría dispuesto ni
se siente capaz de iniciar nuevamente otra relación (recordar cómo le gustan los tangos de su amigo Gardel).
Esto es percibido por él, como si su destino fuese inequívoco. Nuestro trabajo
en la terapia de grupo sea el aflojar su
sensación de predestinación (a esta sensación contribuye el hecho de que no
es la primera vez que tiene un fracaso amoroso). Discutir con él sobre su
situación servirá para el propósito de aflojamiento,
ya que nos permite explorar múltiples posibilidades y alejarle de la imagen
fija con la que suele acudir a nuestras reuniones. Además, otro de los aspectos esenciales del aflojamiento es que permite
considerar nuevas alternativas, y explorarlas. El propio hecho de
explorarlas le será enriquecedor a Manuel y supondrá una flexibilización de su rigidez inicial. Otro método que da un
excelente resultado en los casos de rigidez es la utilización de metáforas.
He decidido termina la
presentación de Manuel con una última metáfora, al tiempo que le pido que la
reflexione y medite para que el próximo día podamos profundizar en ella: Manolo tu situación se parece a la de un príncipe
encerrado en un castillo a la espera de que una princesa encanta venga a
rescatarte de un malvado padrastro que no te deja salir. Pero en tu caso la función
de padrastro la ejerces tú mismo con tu actitud de no estar abierto a nuevos contactos
y relaciones. Por lo tanto amigo Manuel, me gustaría que para próximas
semanas vieras como te sientes con respecto a este cuento, y sobre todo que
tengas presente que, al ser a la vez la
vez principie y padrastro, en ti radica el poder para liberarte.
La metáfora implica
variar el ámbito de conveniencia de la construcción “solo” que establece
Manuel, alterar su significado, contrastar la validez de dicha contracción
entre sesión y sesión, y probablemente, inducirá a nuestro amigo a adoptar un
rol de observador con respecto a sí mismo. Al tiempo, que está intervención
inclina el equilibrio entre validar e
invalidar, hacia la invalidación.
De esta forma desafiamos, de cierta manera, el sentido de identidad personal de
Manuel (como alguien irremediablemente “solo y fracasado”), por lo que no sería
extraño que rechazara la reformulación,
que se resistiera a nuestro planteamiento, ya que no es coherente con su
sentido de identidad. Pero para mantener su resistencia, Manuel tiene que
demostrarnos que no es cierto, que no se
ha encerrado a sí mismo en un castillo, a la espera de que aparezca la princesa
encantada. Como verá amigo, no te estoy pidiendo que sigas cortando árboles, sino que mantengas tu
identidad, pero sin olvidar que existe una dirección de cambio.
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