Trastorno de la personalidad histriónica. Psicología de la personalidad

 


Trastorno de la personalidad histriónica

Psicología de la personalidad

Les mueve el deseo de ser cuidados y de recibir atención. Además, de una excesiva demanda en busca de elogios, aprobación y pautas de actuación. Por otro lado, tienen una continua necesidad de confirmación caracterizada por hacerse notar.

Su socialización es indiscriminada, caracterizada además por preocupaciones sobre la apariencia que no implican defectos específicos propios, como p. ej., ocurre con el trastorno dismórfico corporal.

El histriónico busca incesantemente la atención sobre uno mismo y es egocéntrico, hasta el punto de que permitirán que se les considere débiles y dependientes, si de esta forma atraen la atención.

Uno de los rasgos más preocupantes a la hora de elaborar el diagnóstico de las personas que presentan THP es su dificultad para reconocer sus propios síntomas. Un paciente que sobreactúa ante sucesos menores en la mayor parte de los casos no considera que la reacción sea excesiva o que el suceso sea menor. Pocos pacientes son conscientes de que los demás les considera superficiales o manipuladores o de que su discurso es demasiado florido. Por lo tanto, el histriónico es un diagnóstico que a menudo requiere información por parte de terceros. Afortunadamente los rasgos histriónicos suelen representarse ante el terapeuta.

Otro aspecto a destacar es la predisposición especial de los pacientes histriónicos a los trastornos somatomorfos. Por lo tanto, el clínico debe estar alerta a los posibles diagnósticos adicionales de trastornos de somatización, conversión, dolor, hipocondría o trastorno dismórfico corporal.

Prevalencia del THP: los datos obtenidos del National Epidemiologic Survey on Alcohol and Related Condicitions en 2001-2002 indican una prevalencia del trastorno del 1,84 %.

Género: en el ámbito clínico, este trastorno se ha diagnosticado más frecuentemente en las mujeres; sin embargo, la proporción por sexos no es significativamente diferente de la proporción de mujeres que hay en el contexto clínico. Por el contrario, algunos estudios que utilizan evaluaciones estructuradas han obtenido similares tasas de prevalencia entre hombres y mujeres.

En relación con la cultura: Las normas de comportamiento interpersonal, la apariencia personal y la expresividad emocional varían ampliamente entre las culturas, géneros y grupos de edad. Antes de considerar los diversos rasgos (p. ej., la emotividad, la seducción, el estilo interpersonal teatral, la búsqueda de novedad, la sociabilidad, el encanto, la impresionabilidad, la tendencia a la somatización), es importante evaluar si causan deterioro o un malestar clínicamente significativo.


Criterios diagnósticos y características diagnósticos. Ejemplos:

Patrón dominante de emotividad excesiva y de búsqueda de atención, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en diversos contextos, y que se manifiesta por cinco (o más) de los siguientes hechos:

1. Las personas con TPH están incómodas o se sienten poco apreciadas cuando no son el centro de atención. A menudo se muestran alegres y teatrales y tienden a llamar la atención sobre sí mismas, e inicialmente pueden seducir o maravillar a las nuevas amistades por su entusiasmo, su aparente apertura o su coquetería. Estas cualidades se desvanecen pronto, puesto que continuamente demandan ser el centro de atención. Ellos se apropian del papel de “alma de la fiesta”. Si ellos no son el centro de atención, pueden hacer algo teatral (p. ej., inventar historias o “montar un numerito”) para dirigir el foco de atención sobre sí mismos. Esta necesidad es a menudo evidente en su comportamiento ante el clínico (p. ej., son halagadores, llevan regalos, proporcionan descripciones teatrales de los síntomas físicos y psicológicos y los van sustituyendo por otros nuevos).

2. El aspecto y el comportamiento de las personas con TPH suele ser inapropiado y sexualmente seductor o provocativo. Este comportamiento no sólo se dirige hacia las personas en las que el individuo tiene un interés sexual o romántico, sino que también se produce en una amplia variedad de relaciones sociales, laborales y profesionales que superan lo que sería apropiado en su contexto social.

3.  La expresión emocional puede ser superficial y rápidamente cambiante.

4. Utiliza constantemente el aspecto físico para atraer la atención. Están tremendamente preocupados por impresionar a los demás con su aspecto y emplean una cantidad excesiva de tiempo, energía y dinero en ropa y arreglo personal. Pueden ir “cazando cumplidos” respecto a su apariencia, y se pueden mostrar excesivamente molestos fácilmente por un comentario crítico acerca de su aspecto o por una fotografía que consideran poco favorecedora.

5. Tienen un estilo de discurso que es excesivamente impresionista y carente de detalle. Las opiniones se expresan con un toque dramático, pero las razones y argumentos subyacentes suelen ser vagos y difusos, sin apoyar los hechos y detalles. Por ejemplo, un individuo con trastorno de la personalidad histriónica puede comentar que cierta persona es un ser humano maravilloso; sin embargo, será incapaz de proporcionar ejemplos concretos de buenas cualidades para apoyar esta opinión.

6. Muestra autodramatización, teatralidad y expresión exagerada de la emoción. Pueden avergonzar a sus amigos y conocidos al realizar exhibiciones públicas exageradas de las emociones (p. ej., abrazando conocidos causales con ardor excesivo, sollozando incontrolablemente en ocasiones sentimentales triviales o cogiendo berrinches y pataletas. Sin embargo, sus emociones a menudo aparecen y desaparecen demasiado rápido como para darse cuenta, lo que puede llevar a los demás a acusarles de falsificar estos sentimientos.

7.  Es sugestionable (es decir, fácilmente influenciable por los demás o por las circunstancias). Sus opiniones y sentimientos son fácilmente influenciables por los demás y por las modas actuales. Pueden ser demasiados confiados, especialmente en las figuras fuertes de autoridad, a quienes ven como la solución a sus problemas por arte de magia. Manifiestan una tendencia a tener corazonadas y a adoptar creencias rápidamente.

8.  Considera que las relaciones son más estrechas de lo que son en realidad. Por lo que describen a casi todos los conocidos como “cariño” o “querido amigo”, o se refieren a los terapeutas, a los que han visitados una o dos veces por causas profesionales, por sus nombres de pila.


Características asociadas que apoyan el diagnóstico:

Las personas con THP pueden tener dificultades para lograr intimidad emocional en las relaciones románticas o sexuales. Sin ser conscientes de ello, a menudo desempeñan un papel (p. ej., “victima” o “princesa”) en sus relaciones con los demás. Por un lado, pueden tratar de controlar a su pareja a través de la manipulación emocional o la seducción, mientras que, por el otro, muestran una marcada dependencia de ellos.

Las personas con este trastorno a menudo tienen relaciones deficientes con los amigos del mismo sexo porque su estilo interpersonal de provocación sexual puede ser una amenaza para las parejas de sus amigos. Estas personas también alejan a los amigos con las demandas de atención constante.

A menudo se deprimen y molestan cuando no son el centro de atención. Desean la novedad, la estimulación y la excitación, y tienen una tendencia a aburrirse con su rutina habitual.

Son a menudo intolerantes, o están frustrados por las situaciones que implican una gratificación diferida, y sus acciones se dirigen a menudo a la obtención de una satisfacción inmediata. Aunque a menudo inician un trabajo o un proyecto con gran entusiasmo, su interés puede desaparecer rápidamente.

Pueden descuidar y romper sus relaciones duraderas para dar paso a la emoción de nuevas relaciones.

El riesgo real de suicidio no se conoce, pero la experiencia clínica sugiere que las personas con este trastorno tienen un mayor riesgo de gestos suicidas y de amenazas para llamar la atención y para forzar unos cuidados mejores.

El THP se ha asociado con tasas más altas de trastornos de síntomas somáticos, de trastornos de conversión (trastornos de síntomas neurológicos funcional) y de trastorno depresivo mayor. Los trastornos de la personalidad dependiente, límite, narcisista y antisocial coinciden con el THP.

Teorías de la personalidad:

a.  Teoría evolutiva y del aprendizaje social de Millon. Según este autor, los pacientes que sufren un trastorno histriónico buscan el placer, están centrados en las relaciones interpersonales (aunque estas relaciones siempre giran sobre sí mismos), son muy activos y no presentan escaso pensamiento abstracto.

b.  Teoría psicobiológica de Cloniger: Según el autor, suelen ser sujetos agresivos, competitivos, hiperactivos, impacientes y extrovertidos con tendencia a buscar situaciones de riesgo, de placer y excitación. Además, suelen ser sentimentales, cálidos y tienen facilidad para establecer vínculos, dependientes de las señales de aprobación social. Pueden presentar conductas antisociales lo cual no significa que tengan un trastorno de personalidad antisocial.

 

Tratamiento:

El abordaje terapéutico del THP depende de su gravedad: si el paciente es relativamente funcional, puede desarrollar una relación de trabajo y percibir pronto al clínico como una ayuda, puede plantearse un tratamiento breve con objetivos limitados; en los casos más graves o complicados, el abordaje se asemeja al de un trastorno límite de la personalidad.

Objetivos principales:

-     Lograr la integración y la modulación de expresión emocional.

-     Someter las conductas seductoras al control del yo

-      Fomentar la empatía, la autenticidad y la calidez en las relaciones interpersonales.

Dificultades en el tratamiento:

-      Cómo limitar la anómala necesidad de contacto superficial con otros.

-   El manejo de la transferencia erótica es fundamental y tiene como objetivo transmitir al paciente directa o indirectamente, de modo verbal o no verbal, que el clínico no es una figura de transferencia infantil.

-  Los errores en esta tarea son la causa más frecuente de fracaso terapéutico con estos pacientes.

La identificación de los pensamientos automáticos, modificar e interpretar los esquemas maladaptativos. Corregir los pensamientos de inadecuación y la tendencia a catastrofizar el rechazo son otros de los objetivos a conseguir.

Un soporte competente y una comunicación acogedora por parte del clínico que no refuerce la posición histriónica y necesitada, es el clima en el que puede desarrollarse el ego observador del paciente frente al patrón de conducta desadaptativo que puede presentarse al paciente como el “enemigo” que hay que combatir.

La mujer con un THP puede interiorizar el modelo de una terapeuta mujer como más benigno y constructivo que el propio y con un terapeuta varón puede contrastar sus temores de incompetencia. En ambos casos los terapeutas han de buscar alternativas a los aspectos de conducta más desfavorables y destructivos del paciente.

El formato de grupo puede también utilizarse en el THP. En el grupo se controla con mayor facilidad la demanda de atención exclusiva, resisten menos la represión y la negación y las transferencias maternales positivas se diluyen más fácilmente.

En la práctica clínica no es rara la asociación conyugal entre una persona obsesiva, que asume todas las responsabilidades, y otra histriónica, que se muestra cada vez más irresponsable e indefensa en dicha relación. Este patrón hace necesaria las intervenciones en pareja para que el tratamiento progrese favorablemente.


Referencias:

-  Asociación Americana de Psiquiatría. (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. DSM-5®.  Madrid: Panamericana editorial médica.

- Bristol-Myers Squibb y Otsuka Pharmaceuticals. (2004). TCI-R Temperament and Character Inventory- Revised. Madrid: Imago Concept&Image Development

- Bernardo Arroyo, M. y Roca Bennasar, M. (1998). Trastornos de la personalidad. Evaluación y tratamiento. Perspectiva psicobiológica. Barcelona: Masson ed.

-  Oldham, J.M., Skodol, A.E., y Bender, D. S. (2007). Tratado de los Trastornos de la Personalidad. Barcelona: Elsevier Masson ed.

-  Organización Mundial de la Salud (1994). CIE-10 Clasificación Internacional de las Enfermedades, Madrid: Meditor.

-  Pérez Álvarez, M., Fernández Hermida, J.R., Fernández Rodríguez, C., Amigo Vázquez, I. (Coord.). (2005). Guía de tratamientos psicológicos eficaces I Adultos. Madrid: Pirámide.



Juan José Regadera. Murcia, 2017 

                     

        

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