Habilidades sociales (1ª Etapa): 4. Estilos de respuesta. Modelo Conductual
Habilidades sociales (1ª Etapa):
4. Estilos de respuesta
Modelo Conductual
Esta semana trataremos la
diferencia entre asertividad, no asertividad y agresividad. Expondremos una
serie de características correspondientes a cada estilo de conducta.
Por último, os entregaré
unos ejercicios prácticos para rellenar en casa con el fin de comprobar si
habéis adquirido correctamente el significado de cada estilo de respuesta.
Estos ejercicios debéis traerlos el próximo día, ya realizados, para su
corrección y discusión.
Tratamiento programas de entrenamiento en habilidades sociales (EHS)
(Caballo, Vicente E.: Teoría, evaluación y entrenamiento de las habilidades sociales. Ed. Promolibro, 1988. Valencia)
APÉNDICE C
Diferenciando las conductas asertiva, no asertiva y agresiva
En los programas de EHS
un ejercicio que se lleva a cabo durante las primeras sesiones consiste en enseñar
a los participantes las diferencias entre asertividad, no asertividad y
agresividad. Seguidamente exponemos una serie de características
correspondientes a cada estilo de conducta. Este Apéndice pensamos que puede
ser útil para los sujetos participantes del programa de EHS.
Se ha propuesto un modelo
bidimensional de la asertividad (DeGiovanni, 1978, recogido en Del Greco, 1983)
que ayude a diferenciar entre varios estilos de conducta: asertivo, no asertivo
y agresivo. En la Figura 2 presentamos este modelo (Del Greco, 1983).
En dicho modelo la
aserción se manifiesta cuando se emplea la expresión directa sin ser
coercitivo. La no aserción se muestra cuando se utiliza la expresión indirecta
sin ser coercitivo. La conducta agresiva se exhibe cuando se manifiesta una
expresión directa y se es coercitivo. Una cuarta conducta, la agresión pasiva
se halla presente cuando se muestra una expresión indirecta y se es coercitivo.
Es decir, se está manifestando una conducta pasivo-agresiva cuando se intenta
controlar la conducta de otra persona de una manera directa o sutil.
Los participantes en un
programa de EHS deben tener claro que el comportamiento asertivo es,
generalmente, más adecuado y reforzante que los otros estilos de
comportamiento, ayudando al individuo a expresarse libremente y a conseguir,
frecuentemente, los objetivos propuestos. Hay personas que han hecho de la
conducta asertiva una filosofía de vida. No obstante, existen otros individuos
que, al no estar conformes con sus patrones de actuación, dicen: “Y soy así,
¡qué le vamos a hacer!” o “Muchas veces no actúo como me gustaría, pero no
puedo (quiero) cambiar”, o “No quiero llegar a ser asertivo”. La gente, en
general, no conoce las ventajas (y los inconvenientes, que también los hay) del
ser asertivo, no asertivo o agresivo.
Se dice que el ser
asertivo hace que la persona controle mejor su ambiente (“Cuando la gente no
piensa que su conducta puede producir un impacto en los demás –en otras
palabras, cuando no se sienten efectivos interpersonalmente- sus sentimientos
resultantes de ira, inutilidad y sufrimiento pueden evolucionar hasta alcanzar
una amplia variedad de problemas psicológicos”, Jakubowsky, 1977, p. 163), que
se controle mejor a sí mismo, que se exprese franca y honestamente, sin sentimientos
de ansiedad y culpabilidad. En definitiva, el comportarse asertivamente supone
que la persona esté más satisfecha consigo misma y con los demás. Haciendo una
revisión de los seguimientos realizados con casos clínicos en los que el
entrenamiento asertivo ha tenido éxito, vemos que los pacientes cuentan que
después del entrenamiento han mejorado sus relaciones sociales, se sienten más
satisfechos consigo mismos y con el mundo, desaparecen síntomas psicosomáticos
(p.ej., dolores de cabeza, trastornos gástricos, fatiga general) que tenían
antes del entrenamiento, en general, se identifican más con la vida que viven.
Albeti y Emmons (1978)
dan unas líneas generales de lo que podría ser la base de la conducta asertiva.
Cuando sugieren la aserción a los individuos, resaltan el hecho de que nadie
tiene derecho a aprovecharse del otro en un nivel de ser humano a ser humano.
Igualmente, cada persona tiene el derecho de expresar opiniones tenga el grado
de cultura que tenga, iguales u ocupe el puesto que ocupe. Todas las personas
han sido creadas iguales en un plano humano y tienen el privilegio de expresar
sus derechos innatos.
Hay personas que han
aprendido a ser asertivas a través de la experiencia que les ha deparado la
vida. También hay persona que han aprendido a ser no asertivas por medio de la
experiencia y tienen que realizar un re-aprendizaje para llegar a ser
asertivas. La conducta asertiva es susceptible de ser aprendida. Llegar a ser
más asertivo es un proceso de aprendizaje. Uno de los primeros y más importantes
pasos para que la gente trate de aprender a comportarse de forma asertiva
consiste en motivarles. Una manera de lograrlo es enseñar a la gente las
ventajas que supone el actuar asertivamente y las desventajas que acompañan al
hacerlo de manera no asertiva o agresiva. Esto es lo que constituye el
contenido del presente Apéndice, es decir, de las descripciones de una serie de
características de las conductas asertivas, no asertivas y agresivas.
1. Conducta asertiva
La conducta asertiva
implica la expresión directa de los propios sentimientos, necesidades, derechos
legítimos u opiniones sin amenazar o castigar a los demás y sin violar los
derechos de esas personas. El mensaje básico de la aserción es: Esto es lo que
yo pienso. Esto es lo que yo siento. Así es como veo la situación. El mensaje
expresa “quién es la persona” y se dicen sin dominar, humillar o degradar al
otro individuo.
La conducta no verbal
como la mirada, la expresión facial, la postura corporal, la entonación y el
volumen de voz es también muy importante y puede apoyar o quitar valor a la
conducta verbal. Estas conductas necesitan, por lo tanto, estar en armonía con
el contenido verbal del mensaje asertivo.
La aserción implica
respeto –no servilismo. El servilismo consiste en actuar de manera servil como
si la otra persona estuviera en lo cierto, o mejor simplemente porque la otra
persona es mayor, más poderosa, con más experiencia o con más conocimientos o
es de una raza o sexo diferente. Hay dos clases de respeto implicadas en la
aserción: el respeto hacia uno mismo, es decir, el expresar las necesidades
propias y defender los propios derechos, así como el respeto hacia los derechos
y necesidades de la otra persona.
El objetivo de la
aserción es la comunicación y el tener y conseguir respeto, pedir juego limpio
y dejar abierto el camino para el compromiso cuando se enfrenten las
necesidades y derechos de dos personas. En estos compromisos, ninguna persona
sacrifica su integridad básica y los dos consiguen que se satisfagan algunas de
sus necesidades. Cuando la integridad personal está en juego, un compromiso es
inapropiado y no asertivo. Si no llegan a un compromiso, pueden respetar
simplemente el derecho que tiene el otro a no estar de acuerdo y a no intentar
imponer sus exigencias sobre la otra persona. En último término, cada uno puede
sentirse satisfecho de haberse expresado a sí mismo, al mismo tiempo que
reconoce y acepta que su objetivo puede no haberse logrado.
La conducta asertiva no
está planeada principalmente para permitir a un individuo obtener lo que
él/ella quiere. Como acabamos de señalar, su propósito es la comunicación
clara, directa y no ofensiva de las propias necesidades, opiniones, etc. Hasta
el grado en que se cumpla esto, la probabilidad de lograr los propios objetivos
sin negar los derechos de los demás es mayor.
La conducta asertiva se
expresa con consideración de los derechos responsabilidades y consecuencias. La
persona que se expresa a sí misma en una situación tiene que considerar cuáles
son los derechos en esa situación y cuáles son los derechos de las demás
personas implicadas. El individuo también tiene que estar enterado de sus
responsabilidades en esa situación y de las consecuencias que resultan de la
expresión de sus sentimientos. Por ejemplo, si un/a amigo/a no ha acudido a una
cita previamente acordada y tampoco te ha llamado para anular la cita, tienes
derecho a expresar cómo te sientes, pero también tienes que enterarte si había
circunstancias atenuantes.
La conducta asertiva en
una situación no tiene siempre como resultado la ausencia de conflicto entre
las dos partes. La ausencia total de conflicto es con frecuencia imposible. Hay
ciertas situaciones en las que la conducta asertiva es apropiada y deseable,
pero puede causar alguna molestia a la otra persona. Por ejemplo, el devolver
una mercancía o producto defectuosos al dependiente de una tienda de una manera
asertiva-o quizá de cualquier otra- puede no ser recibido de forma amigable. De
igual manera, el expresar molestia legítima o crítica justificada de manera
apropiada puede provocar una reacción inicial desfavorable. El sopesar las
consecuencias a corto y a largo plazo para las dos partes es lo importante. Nos
parece que la conducta asertiva da como resultado la maximización de las
consecuencias favorables y la minimización de las consecuencias desfavorables,
para los individuos, a largo plazo.
La conducta asertiva en
una situación normalmente da como resultado consecuencias favorables para las
partes que están implicadas. La persona que ha actuado asertivamente puede o no
cumplir sus objetivos, pero generalmente se siente mejor por haber sido capaz
de expresar sus opiniones. La manifestación clara de la posición propia es
probable que mejore la probabilidad de que esa persona respete dicha posición y
actúe entonces en consecuencia.
Es probable que también
se den consecuencias favorables para la persona que es objeto de la conducta asertiva
en una situación. Esa persona recibe una comunicación clara y no manipulativa,
en contraste con la comunicación implícita o no expresada que se transmite en
la conducta no asertiva. Además, él/ella recibe una petición de nueva conducta
o una manifestación de la posición de la otra persona en vez de la exigencia de
una nueva conducta que es característico de la agresión. Como resultado, hay
pocas posibilidades de una mala interpretación. Aunque la otra persona puede no
estar de acuerdo, no aceptar o no gustarle lo que expresa la conducta asertiva
(“Te quiero”, “Me gusta tu vestido”, “Estoy molesto porque te olvidaste de
llamarme como me dijiste que harías”, “Prefiero no prestarte mi coche”), la
manera como se expresa no niega sus derechos, no le rebaja y no le fuerza a
tomar la decisión por otro o a tomar la responsabilidad por la conducta de otra
persona.
El individuo que se
comporta de forma asertiva suele defenderse bien en sus relaciones
interpersonales, está satisfecho de su vida social y tiene confianza en sí
mismo para cambiar cuando necesite hacerlo. Fundamental para comportarse
asertivamente es el darse cuenta tanto respecto a sí mismo como al contexto que
le rodea. El darse cuenta sobre uno mismo consiste en “mirar dentro” para saber
lo que quiere antes de mirar alrededor para ver lo que los demás quieren y
esperan de uno en una situación dada. Sin embargo, como hemos señalado
anteriormente, una vez que el individuo sabe lo que quiere, tiene que
considerar las consecuencias de su conducta a corto y largo plazo y respetar
los derechos de los demás.
En general, el resultado
de la conducta asertiva es una disminución de la ansiedad, unas relaciones más
íntimas y significativas, un mayor respeto hacia uno mismo y una mejor
adaptación social.
Sin embargo, bajo ciertas
circunstancias, la utilidad personal de una aserción será de menor importancia
que la utilidad de evitar la respuesta probable a esa aserción. Como señalan
Alberti y Emmons (1978): “Es convicción nuestra que cada persona debería poder
escoger cómo actuar. Si puedes actuar asertivamente bajo determinadas
circunstancias, pero escoges no hacerlo, hemos cumplido nuestro objetivo (el de
“enseñar a la gente a comportarse de forma asertiva”) … Si al contrario eres
incapaz de actuar asertivamente (p.ej., no puedes escoger cómo comportarte,
sino que te acobardas con la no asertividad o estallas en la agresión), te
gobernarán los demás y tu salud mental se resentirá. Nuestro criterio más
importante para tu bienestar es que tú haces la elección.
2. La conducta no asertiva
La conducta no asertiva
implica la violación de los propios derechos al no ser capaz de expresar
honestamente sentimientos, pensamientos y opiniones y por consiguiente
permitiendo a los demás que violen nuestros sentimientos, o expresando los
pensamientos y sentimientos propios de una manera autoderrotista, con
disculpas, con falta de confianza, de tal modo que los demás puedan fácilmente
no hacerle caso. En este estilo de conducta, el mensaje total que se comunica
es: Yo no cuento –puedes aprovecharte de mí. Mis sentimientos no importan
–solamente los tuyos. Mis pensamientos no son importantes –los tuyos son los
únicos que merecen la pena ser oídos. Yo no soy nadie- tú eres superior.
Acompañando a la negación
verbal suelen darse conductas no verbales, no asertivas como la evitación de la
mirada, un patrón de habla vacilantes, un bajo volumen de voz, postura corporal
tensa y movimientos corporales nerviosos o inapropiados.
La no aserción muestra
una falta de respeto hacia las propias necesidades. También muestra a veces una
sutil falta de respeto hacia la capacidad de la otra persona para vérselas con
las frustraciones, llevar alguna responsabilidad, manejar los propios problemas,
etc. El objetivo de la no aserción es el apaciguar a los demás y el evitar
conflictos a toda costa. Incluso cuando la no aserción le cuesta a la gente a
su propia integridad, la consecuencia inmediata de permitir a los individuos
evitar o escapar de los conflictos productores de ansiedad es muy reforzante.
El comportarse de forma
no asertiva en una situación puede dar como resultado una serie de
consecuencias no deseables, tanto para la persona que está comportándose de
manera no asertiva, como para la persona con quien está interactuando. La
probabilidad de que la persona que está comportándose de forma no asertiva
satisfaga sus necesidades o de que sean entendidas sus opiniones se encuentra sustancialmente
reducida debido a la falta de comunicación o a la comunicación indirecta o
incompleta. La persona que se comporta de forma no asertiva se sentirá a menudo
incomprendida, no tomada en cuenta y manipulada. Además, puede sentirse molesta
respecto al resultado de la situación o volverse hostil o irritada hacia la
otra persona. Él/ella puede sentirse mal
consigo mismo como resultado de ser incapaz de expresar adecuadamente sus
opiniones o sentimientos. Esto puede conducir a sentimientos de culpa,
ansiedad, depresión, y baja auto-estima. La gente que normalmente se comporta
de manera no asertiva a través de una serie de situaciones puede desarrollar
quejas psicosomáticas, tales como: dolores de cabeza y úlceras de diversos tipos,
debido a la supresión de sentimientos reprimidos. Además, después de numerosas
situaciones en las que un individuo ha sido no asertivo, es probable que
termine por estallar. Hay un límite respecto a la cantidad de frustración que
un individuo puede almacenar dentro de sí mismo. Desgraciadamente, en este
punto, la cantidad de molestia o ira que se expresa no guarda a menudo
proporción con la situación real que lo ha precipitado.
El que recibe la conducta
no asertiva puede experimentar también una variedad de consecuencias
desfavorables. El tener que inferir constantemente lo que está “realmente
diciendo” la otra persona o el tener que “leer los pensamientos de la otra
persona” es una tarea difícil y abrumadora, que puede dar lugar a sentimientos
de frustración o de molestia o ira hacia la persona que se está comportando de
forma no asertiva. El preocuparse o sentirse culpable respecto a si se está
aprovechando de la persona que no está diciendo realmente lo que quiere decir
es desagradable y puede dar como resultado un debilitamiento de posibles
sentimientos positivos que puedas tener hacia esa persona. Finalmente, es una
pesada carga tener la responsabilidad de tomar decisiones por otra persona y
luego encontrarte con que él/ella puede no estar satisfecho/a con las
elecciones que ha hecho.
El individuo que se
comporta de manera no asertiva suele tener una evaluación de sí mismo
inadecuada y negativa, sentimientos de inferioridad, una tendencia a mantener
papeles subordinados en sus relaciones con los otros, una tendencia a ser
excesivamente solícito del apoyo emocional de los demás y una ansiedad
interpersonal excesiva. Ese individuo se sentirá insatisfecho, encontrando las
relaciones con otros seres humanos fastidiosa o no demasiado cómodas. Esa
persona estará frecuentemente haciendo cosas que no desea hacer. Está tensa y
no sabe cómo relajarse. Se queja cuando se le critica en presencia otros, pero
tampoco quiere ser criticado cuando está solo. La persona que teme a las multitudes
también teme a los individuos. Tiene miedo continuamente de estar molestando a
la gente y llamando la atención. Teme estar ocupando demasiado espacio y
respirando demasiado aire.
Cómo dice Salter (1949),
la persona que se comporta de forma no asertiva trata de ser todo para todo el mundo
y acaban no siendo nada para ellos mismo. Son camaleones, tratando de agradar a
todo el mundo con quien están. Expresan todo excepto lo que sienten. Encuentran
difícil decir “no”. Son agradables. Tratan de ser amigables para todo el mundo
y cuando son rechazados saben que es su propia falta. Se consideran a sí mismos de
mente abierta, tolerantes y democráticos. Son honestos intelectualmente, pero
emocionalmente son unos mentirosos. Su cortesía es un fraude. Uno no sabe nunca
lo que sucede en su cabeza y esto no conduce a unas relaciones sociales cálidas.
Está siempre analizando y planeando. Interactúa con su ambiente después de
deliberarlo, porque no pueden actuar automáticamente. No están seguros de los
sentimientos que tiene sobre nada. Son personas pasivas.
3. La conducta agresiva
La conducta agresiva
implica la defensa de los derechos personales y la expresión de los
pensamientos, sentimientos y opiniones de una manera tal que, a menudo, es
deshonesta, normalmente inapropiada y siempre viola los derechos de la otra
persona.
La conducta agresiva en
una situación puede expresarse de manera directa o indirecta. La agresión
verbal directa incluye ofensas verbales, insultos, amenazas y anotaciones
hostiles o humillantes. El componente no verbal puede incluir gestos hostiles o
amenazantes, como el esgrimir el puño o miradas intensas, y ataques físicos. La
agresión verbal indirecta incluye anotaciones sarcásticas, comentarios
rencorosos y murmuraciones maliciosas. Las conductas no verbales agresivas
incluyen gestos físicos realizados mientras la atención de la otra persona se dirige
hacia otro lugar o actos físicos dirigidos hacia otras personas u objetos. La
víctima del individuo que exhibe regularmente agresión pasiva empezará, más
tarde o más temprano, a sentir resentimiento y le evitará. Individuos que
manifiestan patrones consistentes de conducta pasivo-agresiva no se espera que tengan
muchas relaciones duraderas y satisfactorias (Rimm y Masters, 1974).
El objetivo usual de la
agresión es la dominación y el vencer, forzando a la otra persona a perder. La
victoria se asegura por medio de la humillación, la degradación, el minimizar o
dominar a las demás personas de modo que lleguen a volverse más débiles y menos
capaces de expresar y defender sus derechos y necesidades. El mensaje básico
es: Esto es lo que yo pienso –tú eres estúpido por pensar de forma diferente.
Esto es lo que yo quiero – lo que tú quieres no es importante. Esto es lo que
yo siento –tus sentimientos no cuentan.
La conducta agresiva es
considerada a menudo como conducta ambiciosa, puesto que se intenta conseguir
los objetivos a cualquier precio, apartando a un lado a la gente y a otros
obstáculos en el proceso.
La conducta agresiva da
como resultado a corto plazo a veces consecuencias favorables y a veces
consecuencias desfavorables. Resultados positivos inmediatos incluyen la
expresión emocional, un sentimiento de poder y el conseguir objetivos y
necesidades sin experimentar reacciones negativas directas de los demás. Ya que
la conducta es influida más fácilmente por las consecuencias inmediatas, el
logro de los objetivos deseados por medio de la conducta agresiva es probablemente
que refuerce este estilo de respuesta, con lo que el individuo seguirá
comportándose de forma agresiva en el futuro, excepto que los sentimientos de culpa
que puedan producirse sean excesivamente fuertes. Resultados negativos
inmediatos pueden ser sentimiento de culpa, una enérgica contraagresión directa
en la forma de ataque verbal o físico o una contraagresión indirecta bajo la
forma de una réplica sarcástica o una mirada desafiante. Sin embargo, los
efectos desfavorables de la conducta agresiva sobre los receptos son obvios. Se
han negado sus derechos. Se puede sentir humillado, azorado o manipulado.
Además, el receptor puede sentir resentimiento o ira y buscar venganza a través
de medios directos o indirectos, como los señalados anteriormente.
Por otra parte, las
consecuencias a largo plazo suelen ser siempre negativas, incluyendo tensión en
la relación interpersonal con la otra persona o la evitación de futuros
contactos con ella.
Ya que la expresión de las necesidades, derechos y opiniones propias y la consecución de los objetivos propuestos pueden alcanzarse a corto plazo por medio de otro estilo de conducta más adecuado que, además, minimiza los problemas a largo plazo, es preferible que las personas se comporten de forma asertiva y abandonen los patrones de conducta agresivos, pasivo-agresivos o no asertivos.
TRES ESTILOS DE RESPUESTA
NO ASERTIVO
ASERTIVO
AGRESIVO
Demasiado poco, demasiado tarde.
Demasiado poco, nunca.
Lo suficiente de las conductas apropiadas en el momento correcto.
Demasiado, demasiado pronto.
Demasiado, demasiado tarde.
Conducta no verbal
Ojos que miran hacia abajo.
Voz baja.
Vacilaciones.
Gestos desvalidos; Negando importancia a la situación.
Postura hundida.
Puede evitar totalmente la situación.
Se retuerce las manos. Tono de voz vacilante o de queja
Risitas “falsas”.
Conducta no verbal
Contacto ocular directo.
Nivel de voz conversacional.
Habla fluida.
Gesto firme.
Postura erecta.
Mensajes en primera persona.
Honesto/a.
Verbalización positiva.
Respuestas directas a la situación.
Manos sueltas.
Conducta no verbal
Mirada fija.
Voz alta.
Habla fluida/rápida.
Enfrentamiento.
Gestos de amenaza.
Postura intimidatoria.
Deshonesto/a.
Mensajes impersonales.
Conducta verbal
“Quizás”.
“Supongo”.
“Me pregunto si podríamos”.
“Te importaría mucho” “Solamente”
“No crees que”
“Eh”
“Bueno”
“Realmente no es importante”
“No te molestes”
Conducta verbal
“Pienso”
“Siento”
“Quiero”
“Hagamos”
“Cómo podemos resolver esto”
“Qué piensas”
“Qué te parece”
Conducta verbal
“Harías mejor en”
“Si no tienes cuidado”
“Debes estar bromeando”
“Deberías”
“Malo”
Efectos
Conflictos interpersonales.
Depresión.
Desamparo.
Autoimagen pobre.
Se hiere a sí mismo.
Pierde oportunidades.
Tensión.
Se siente sin control.
Soledad.
No se gusta ni a sí mismo ni a los demás.
Se siente enfadado.
Adicción.
Efectos
Resuelve los problemas.
Se siente a gusto con los demás.
Se siente satisfecho.
Se siente a gusto consigo mismo.
Relajado.
Se siente con control.
Crea y fábrica la mayoría de las oportunidades.
Se gusta a sí mismo y a los demás.
Es bueno para sí y para los demás.
Efectos
Conflictos interpersonales.
Culpa.
Frustración.
Imagen pobre de sí mismo.
Hiere a los demás.
Pierde oportunidades.
Tensión.
Se siente sin control.
Soledad.
No le gustan los demás.
Se siente enfadado.
Adicción.
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