Habilidades sociales (1ª Etapa): 4. Estilos de respuesta. Modelo Conductual

 




Habilidades sociales (1ª Etapa): 

4. Estilos de respuesta  

Modelo Conductual

Esta semana trataremos la diferencia entre asertividad, no asertividad y agresividad. Expondremos una serie de características correspondientes a cada estilo de conducta.

Por último, os entregaré unos ejercicios prácticos para rellenar en casa con el fin de comprobar si habéis adquirido correctamente el significado de cada estilo de respuesta. Estos ejercicios debéis traerlos el próximo día, ya realizados, para su corrección y discusión.

                    Tratamiento programas de entrenamiento en habilidades sociales (EHS)

(Caballo, Vicente E.:  Teoría, evaluación y entrenamiento de las habilidades sociales. Ed. Promolibro, 1988. Valencia)

APÉNDICE C

Diferenciando las conductas asertiva, no asertiva y agresiva

En los programas de EHS un ejercicio que se lleva a cabo durante las primeras sesiones consiste en enseñar a los participantes las diferencias entre asertividad, no asertividad y agresividad. Seguidamente exponemos una serie de características correspondientes a cada estilo de conducta. Este Apéndice pensamos que puede ser útil para los sujetos participantes del programa de EHS.

Se ha propuesto un modelo bidimensional de la asertividad (DeGiovanni, 1978, recogido en Del Greco, 1983) que ayude a diferenciar entre varios estilos de conducta: asertivo, no asertivo y agresivo. En la Figura 2 presentamos este modelo (Del Greco, 1983).



En dicho modelo la aserción se manifiesta cuando se emplea la expresión directa sin ser coercitivo. La no aserción se muestra cuando se utiliza la expresión indirecta sin ser coercitivo. La conducta agresiva se exhibe cuando se manifiesta una expresión directa y se es coercitivo. Una cuarta conducta, la agresión pasiva se halla presente cuando se muestra una expresión indirecta y se es coercitivo. Es decir, se está manifestando una conducta pasivo-agresiva cuando se intenta controlar la conducta de otra persona de una manera directa o sutil.

Los participantes en un programa de EHS deben tener claro que el comportamiento asertivo es, generalmente, más adecuado y reforzante que los otros estilos de comportamiento, ayudando al individuo a expresarse libremente y a conseguir, frecuentemente, los objetivos propuestos. Hay personas que han hecho de la conducta asertiva una filosofía de vida. No obstante, existen otros individuos que, al no estar conformes con sus patrones de actuación, dicen: “Y soy así, ¡qué le vamos a hacer!” o “Muchas veces no actúo como me gustaría, pero no puedo (quiero) cambiar”, o “No quiero llegar a ser asertivo”. La gente, en general, no conoce las ventajas (y los inconvenientes, que también los hay) del ser asertivo, no asertivo o agresivo.

Se dice que el ser asertivo hace que la persona controle mejor su ambiente (“Cuando la gente no piensa que su conducta puede producir un impacto en los demás –en otras palabras, cuando no se sienten efectivos interpersonalmente- sus sentimientos resultantes de ira, inutilidad y sufrimiento pueden evolucionar hasta alcanzar una amplia variedad de problemas psicológicos”, Jakubowsky, 1977, p. 163), que se controle mejor a sí mismo, que se exprese franca y honestamente, sin sentimientos de ansiedad y culpabilidad. En definitiva, el comportarse asertivamente supone que la persona esté más satisfecha consigo misma y con los demás. Haciendo una revisión de los seguimientos realizados con casos clínicos en los que el entrenamiento asertivo ha tenido éxito, vemos que los pacientes cuentan que después del entrenamiento han mejorado sus relaciones sociales, se sienten más satisfechos consigo mismos y con el mundo, desaparecen síntomas psicosomáticos (p.ej., dolores de cabeza, trastornos gástricos, fatiga general) que tenían antes del entrenamiento, en general, se identifican más con la vida que viven.

Albeti y Emmons (1978) dan unas líneas generales de lo que podría ser la base de la conducta asertiva. Cuando sugieren la aserción a los individuos, resaltan el hecho de que nadie tiene derecho a aprovecharse del otro en un nivel de ser humano a ser humano. Igualmente, cada persona tiene el derecho de expresar opiniones tenga el grado de cultura que tenga, iguales u ocupe el puesto que ocupe. Todas las personas han sido creadas iguales en un plano humano y tienen el privilegio de expresar sus derechos innatos.

Hay personas que han aprendido a ser asertivas a través de la experiencia que les ha deparado la vida. También hay persona que han aprendido a ser no asertivas por medio de la experiencia y tienen que realizar un re-aprendizaje para llegar a ser asertivas. La conducta asertiva es susceptible de ser aprendida. Llegar a ser más asertivo es un proceso de aprendizaje. Uno de los primeros y más importantes pasos para que la gente trate de aprender a comportarse de forma asertiva consiste en motivarles. Una manera de lograrlo es enseñar a la gente las ventajas que supone el actuar asertivamente y las desventajas que acompañan al hacerlo de manera no asertiva o agresiva. Esto es lo que constituye el contenido del presente Apéndice, es decir, de las descripciones de una serie de características de las conductas asertivas, no asertivas y agresivas.

1. Conducta asertiva

La conducta asertiva implica la expresión directa de los propios sentimientos, necesidades, derechos legítimos u opiniones sin amenazar o castigar a los demás y sin violar los derechos de esas personas. El mensaje básico de la aserción es: Esto es lo que yo pienso. Esto es lo que yo siento. Así es como veo la situación. El mensaje expresa “quién es la persona” y se dicen sin dominar, humillar o degradar al otro individuo.

La conducta no verbal como la mirada, la expresión facial, la postura corporal, la entonación y el volumen de voz es también muy importante y puede apoyar o quitar valor a la conducta verbal. Estas conductas necesitan, por lo tanto, estar en armonía con el contenido verbal del mensaje asertivo.

La aserción implica respeto –no servilismo. El servilismo consiste en actuar de manera servil como si la otra persona estuviera en lo cierto, o mejor simplemente porque la otra persona es mayor, más poderosa, con más experiencia o con más conocimientos o es de una raza o sexo diferente. Hay dos clases de respeto implicadas en la aserción: el respeto hacia uno mismo, es decir, el expresar las necesidades propias y defender los propios derechos, así como el respeto hacia los derechos y necesidades de la otra persona.

El objetivo de la aserción es la comunicación y el tener y conseguir respeto, pedir juego limpio y dejar abierto el camino para el compromiso cuando se enfrenten las necesidades y derechos de dos personas. En estos compromisos, ninguna persona sacrifica su integridad básica y los dos consiguen que se satisfagan algunas de sus necesidades. Cuando la integridad personal está en juego, un compromiso es inapropiado y no asertivo. Si no llegan a un compromiso, pueden respetar simplemente el derecho que tiene el otro a no estar de acuerdo y a no intentar imponer sus exigencias sobre la otra persona. En último término, cada uno puede sentirse satisfecho de haberse expresado a sí mismo, al mismo tiempo que reconoce y acepta que su objetivo puede no haberse logrado.

La conducta asertiva no está planeada principalmente para permitir a un individuo obtener lo que él/ella quiere. Como acabamos de señalar, su propósito es la comunicación clara, directa y no ofensiva de las propias necesidades, opiniones, etc. Hasta el grado en que se cumpla esto, la probabilidad de lograr los propios objetivos sin negar los derechos de los demás es mayor.

La conducta asertiva se expresa con consideración de los derechos responsabilidades y consecuencias. La persona que se expresa a sí misma en una situación tiene que considerar cuáles son los derechos en esa situación y cuáles son los derechos de las demás personas implicadas. El individuo también tiene que estar enterado de sus responsabilidades en esa situación y de las consecuencias que resultan de la expresión de sus sentimientos. Por ejemplo, si un/a amigo/a no ha acudido a una cita previamente acordada y tampoco te ha llamado para anular la cita, tienes derecho a expresar cómo te sientes, pero también tienes que enterarte si había circunstancias atenuantes.

La conducta asertiva en una situación no tiene siempre como resultado la ausencia de conflicto entre las dos partes. La ausencia total de conflicto es con frecuencia imposible. Hay ciertas situaciones en las que la conducta asertiva es apropiada y deseable, pero puede causar alguna molestia a la otra persona. Por ejemplo, el devolver una mercancía o producto defectuosos al dependiente de una tienda de una manera asertiva-o quizá de cualquier otra- puede no ser recibido de forma amigable. De igual manera, el expresar molestia legítima o crítica justificada de manera apropiada puede provocar una reacción inicial desfavorable. El sopesar las consecuencias a corto y a largo plazo para las dos partes es lo importante. Nos parece que la conducta asertiva da como resultado la maximización de las consecuencias favorables y la minimización de las consecuencias desfavorables, para los individuos, a largo plazo.

La conducta asertiva en una situación normalmente da como resultado consecuencias favorables para las partes que están implicadas. La persona que ha actuado asertivamente puede o no cumplir sus objetivos, pero generalmente se siente mejor por haber sido capaz de expresar sus opiniones. La manifestación clara de la posición propia es probable que mejore la probabilidad de que esa persona respete dicha posición y actúe entonces en consecuencia.

Es probable que también se den consecuencias favorables para la persona que es objeto de la conducta asertiva en una situación. Esa persona recibe una comunicación clara y no manipulativa, en contraste con la comunicación implícita o no expresada que se transmite en la conducta no asertiva. Además, él/ella recibe una petición de nueva conducta o una manifestación de la posición de la otra persona en vez de la exigencia de una nueva conducta que es característico de la agresión. Como resultado, hay pocas posibilidades de una mala interpretación. Aunque la otra persona puede no estar de acuerdo, no aceptar o no gustarle lo que expresa la conducta asertiva (“Te quiero”, “Me gusta tu vestido”, “Estoy molesto porque te olvidaste de llamarme como me dijiste que harías”, “Prefiero no prestarte mi coche”), la manera como se expresa no niega sus derechos, no le rebaja y no le fuerza a tomar la decisión por otro o a tomar la responsabilidad por la conducta de otra persona.

El individuo que se comporta de forma asertiva suele defenderse bien en sus relaciones interpersonales, está satisfecho de su vida social y tiene confianza en sí mismo para cambiar cuando necesite hacerlo. Fundamental para comportarse asertivamente es el darse cuenta tanto respecto a sí mismo como al contexto que le rodea. El darse cuenta sobre uno mismo consiste en “mirar dentro” para saber lo que quiere antes de mirar alrededor para ver lo que los demás quieren y esperan de uno en una situación dada. Sin embargo, como hemos señalado anteriormente, una vez que el individuo sabe lo que quiere, tiene que considerar las consecuencias de su conducta a corto y largo plazo y respetar los derechos de los demás.

En general, el resultado de la conducta asertiva es una disminución de la ansiedad, unas relaciones más íntimas y significativas, un mayor respeto hacia uno mismo y una mejor adaptación social.

Sin embargo, bajo ciertas circunstancias, la utilidad personal de una aserción será de menor importancia que la utilidad de evitar la respuesta probable a esa aserción. Como señalan Alberti y Emmons (1978): “Es convicción nuestra que cada persona debería poder escoger cómo actuar. Si puedes actuar asertivamente bajo determinadas circunstancias, pero escoges no hacerlo, hemos cumplido nuestro objetivo (el de “enseñar a la gente a comportarse de forma asertiva”) … Si al contrario eres incapaz de actuar asertivamente (p.ej., no puedes escoger cómo comportarte, sino que te acobardas con la no asertividad o estallas en la agresión), te gobernarán los demás y tu salud mental se resentirá. Nuestro criterio más importante para tu bienestar es que tú haces la elección.

 2. La conducta no asertiva

La conducta no asertiva implica la violación de los propios derechos al no ser capaz de expresar honestamente sentimientos, pensamientos y opiniones y por consiguiente permitiendo a los demás que violen nuestros sentimientos, o expresando los pensamientos y sentimientos propios de una manera autoderrotista, con disculpas, con falta de confianza, de tal modo que los demás puedan fácilmente no hacerle caso. En este estilo de conducta, el mensaje total que se comunica es: Yo no cuento –puedes aprovecharte de mí. Mis sentimientos no importan –solamente los tuyos. Mis pensamientos no son importantes –los tuyos son los únicos que merecen la pena ser oídos. Yo no soy nadie- tú eres superior.

Acompañando a la negación verbal suelen darse conductas no verbales, no asertivas como la evitación de la mirada, un patrón de habla vacilantes, un bajo volumen de voz, postura corporal tensa y movimientos corporales nerviosos o inapropiados.

La no aserción muestra una falta de respeto hacia las propias necesidades. También muestra a veces una sutil falta de respeto hacia la capacidad de la otra persona para vérselas con las frustraciones, llevar alguna responsabilidad, manejar los propios problemas, etc. El objetivo de la no aserción es el apaciguar a los demás y el evitar conflictos a toda costa. Incluso cuando la no aserción le cuesta a la gente a su propia integridad, la consecuencia inmediata de permitir a los individuos evitar o escapar de los conflictos productores de ansiedad es muy reforzante.

El comportarse de forma no asertiva en una situación puede dar como resultado una serie de consecuencias no deseables, tanto para la persona que está comportándose de manera no asertiva, como para la persona con quien está interactuando. La probabilidad de que la persona que está comportándose de forma no asertiva satisfaga sus necesidades o de que sean entendidas sus opiniones se encuentra sustancialmente reducida debido a la falta de comunicación o a la comunicación indirecta o incompleta. La persona que se comporta de forma no asertiva se sentirá a menudo incomprendida, no tomada en cuenta y manipulada. Además, puede sentirse molesta respecto al resultado de la situación o volverse hostil o irritada hacia la otra persona.  Él/ella puede sentirse mal consigo mismo como resultado de ser incapaz de expresar adecuadamente sus opiniones o sentimientos. Esto puede conducir a sentimientos de culpa, ansiedad, depresión, y baja auto-estima. La gente que normalmente se comporta de manera no asertiva a través de una serie de situaciones puede desarrollar quejas psicosomáticas, tales como: dolores de cabeza y úlceras de diversos tipos, debido a la supresión de sentimientos reprimidos. Además, después de numerosas situaciones en las que un individuo ha sido no asertivo, es probable que termine por estallar. Hay un límite respecto a la cantidad de frustración que un individuo puede almacenar dentro de sí mismo. Desgraciadamente, en este punto, la cantidad de molestia o ira que se expresa no guarda a menudo proporción con la situación real que lo ha precipitado.

El que recibe la conducta no asertiva puede experimentar también una variedad de consecuencias desfavorables. El tener que inferir constantemente lo que está “realmente diciendo” la otra persona o el tener que “leer los pensamientos de la otra persona” es una tarea difícil y abrumadora, que puede dar lugar a sentimientos de frustración o de molestia o ira hacia la persona que se está comportando de forma no asertiva. El preocuparse o sentirse culpable respecto a si se está aprovechando de la persona que no está diciendo realmente lo que quiere decir es desagradable y puede dar como resultado un debilitamiento de posibles sentimientos positivos que puedas tener hacia esa persona. Finalmente, es una pesada carga tener la responsabilidad de tomar decisiones por otra persona y luego encontrarte con que él/ella puede no estar satisfecho/a con las elecciones que ha hecho.

El individuo que se comporta de manera no asertiva suele tener una evaluación de sí mismo inadecuada y negativa, sentimientos de inferioridad, una tendencia a mantener papeles subordinados en sus relaciones con los otros, una tendencia a ser excesivamente solícito del apoyo emocional de los demás y una ansiedad interpersonal excesiva. Ese individuo se sentirá insatisfecho, encontrando las relaciones con otros seres humanos fastidiosa o no demasiado cómodas. Esa persona estará frecuentemente haciendo cosas que no desea hacer. Está tensa y no sabe cómo relajarse. Se queja cuando se le critica en presencia otros, pero tampoco quiere ser criticado cuando está solo. La persona que teme a las multitudes también teme a los individuos. Tiene miedo continuamente de estar molestando a la gente y llamando la atención. Teme estar ocupando demasiado espacio y respirando demasiado aire.

Cómo dice Salter (1949), la persona que se comporta de forma no asertiva trata de ser todo para todo el mundo y acaban no siendo nada para ellos mismo. Son camaleones, tratando de agradar a todo el mundo con quien están. Expresan todo excepto lo que sienten. Encuentran difícil decir “no”. Son agradables. Tratan de ser amigables para todo el mundo y cuando son rechazados saben que es su propia falta. Se consideran a sí mismos de mente abierta, tolerantes y democráticos. Son honestos intelectualmente, pero emocionalmente son unos mentirosos. Su cortesía es un fraude. Uno no sabe nunca lo que sucede en su cabeza y esto no conduce a unas relaciones sociales cálidas. Está siempre analizando y planeando. Interactúa con su ambiente después de deliberarlo, porque no pueden actuar automáticamente. No están seguros de los sentimientos que tiene sobre nada. Son personas pasivas.

 

3.   La conducta agresiva

La conducta agresiva implica la defensa de los derechos personales y la expresión de los pensamientos, sentimientos y opiniones de una manera tal que, a menudo, es deshonesta, normalmente inapropiada y siempre viola los derechos de la otra persona.

La conducta agresiva en una situación puede expresarse de manera directa o indirecta. La agresión verbal directa incluye ofensas verbales, insultos, amenazas y anotaciones hostiles o humillantes. El componente no verbal puede incluir gestos hostiles o amenazantes, como el esgrimir el puño o miradas intensas, y ataques físicos. La agresión verbal indirecta incluye anotaciones sarcásticas, comentarios rencorosos y murmuraciones maliciosas. Las conductas no verbales agresivas incluyen gestos físicos realizados mientras la atención de la otra persona se dirige hacia otro lugar o actos físicos dirigidos hacia otras personas u objetos. La víctima del individuo que exhibe regularmente agresión pasiva empezará, más tarde o más temprano, a sentir resentimiento y le evitará. Individuos que manifiestan patrones consistentes de conducta pasivo-agresiva no se espera que tengan muchas relaciones duraderas y satisfactorias (Rimm y Masters, 1974).

El objetivo usual de la agresión es la dominación y el vencer, forzando a la otra persona a perder. La victoria se asegura por medio de la humillación, la degradación, el minimizar o dominar a las demás personas de modo que lleguen a volverse más débiles y menos capaces de expresar y defender sus derechos y necesidades. El mensaje básico es: Esto es lo que yo pienso –tú eres estúpido por pensar de forma diferente. Esto es lo que yo quiero – lo que tú quieres no es importante. Esto es lo que yo siento –tus sentimientos no cuentan.

La conducta agresiva es considerada a menudo como conducta ambiciosa, puesto que se intenta conseguir los objetivos a cualquier precio, apartando a un lado a la gente y a otros obstáculos en el proceso.

La conducta agresiva da como resultado a corto plazo a veces consecuencias favorables y a veces consecuencias desfavorables. Resultados positivos inmediatos incluyen la expresión emocional, un sentimiento de poder y el conseguir objetivos y necesidades sin experimentar reacciones negativas directas de los demás. Ya que la conducta es influida más fácilmente por las consecuencias inmediatas, el logro de los objetivos deseados por medio de la conducta agresiva es probablemente que refuerce este estilo de respuesta, con lo que el individuo seguirá comportándose de forma agresiva en el futuro, excepto que los sentimientos de culpa que puedan producirse sean excesivamente fuertes. Resultados negativos inmediatos pueden ser sentimiento de culpa, una enérgica contraagresión directa en la forma de ataque verbal o físico o una contraagresión indirecta bajo la forma de una réplica sarcástica o una mirada desafiante. Sin embargo, los efectos desfavorables de la conducta agresiva sobre los receptos son obvios. Se han negado sus derechos. Se puede sentir humillado, azorado o manipulado. Además, el receptor puede sentir resentimiento o ira y buscar venganza a través de medios directos o indirectos, como los señalados anteriormente.

Por otra parte, las consecuencias a largo plazo suelen ser siempre negativas, incluyendo tensión en la relación interpersonal con la otra persona o la evitación de futuros contactos con ella.

Ya que la expresión de las necesidades, derechos y opiniones propias y la consecución de los objetivos propuestos pueden alcanzarse a corto plazo por medio de otro estilo de conducta más adecuado que, además, minimiza los problemas a largo plazo, es preferible que las personas se comporten de forma asertiva y abandonen los patrones de conducta agresivos, pasivo-agresivos o no asertivos.  

TRES ESTILOS DE RESPUESTA

NO ASERTIVO

ASERTIVO

AGRESIVO

Demasiado poco, demasiado tarde.

Demasiado poco, nunca.

Lo suficiente de las conductas apropiadas en el momento correcto.

Demasiado, demasiado pronto.

Demasiado, demasiado tarde.

Conducta no verbal

Ojos que miran hacia abajo.

Voz baja.

Vacilaciones.

Gestos desvalidos; Negando importancia a la situación.

Postura hundida.

Puede evitar totalmente la situación.

Se retuerce las manos. Tono de voz vacilante o de queja

Risitas “falsas”.

Conducta no verbal

Contacto ocular directo.

Nivel de voz conversacional.

Habla fluida.

Gesto firme.

Postura erecta.

Mensajes en primera persona.

Honesto/a.

Verbalización positiva.

Respuestas directas a la situación.

Manos sueltas.

Conducta no verbal

Mirada fija.

Voz alta.

Habla fluida/rápida.

Enfrentamiento.

Gestos de amenaza.

Postura intimidatoria.

Deshonesto/a.

Mensajes impersonales.

Conducta verbal

“Quizás”.

“Supongo”.

“Me pregunto si podríamos”.

“Te importaría mucho” “Solamente”

“No crees que”

“Eh”

“Bueno”

“Realmente no es importante”

“No te molestes”

Conducta verbal

“Pienso”

“Siento”

“Quiero”

“Hagamos”

“Cómo podemos resolver esto”

“Qué piensas”

“Qué te parece”

Conducta verbal

“Harías mejor en”

“Si no tienes cuidado”

“Debes estar bromeando”

“Deberías”

“Malo”

Efectos

Conflictos interpersonales.

Depresión.

Desamparo.

Autoimagen pobre.

Se hiere a sí mismo.

Pierde oportunidades.

Tensión.

Se siente sin control.

Soledad.

No se gusta ni a sí mismo ni a los demás.

Se siente enfadado.

Adicción.

Efectos

Resuelve los problemas.

Se siente a gusto con los demás.

Se siente satisfecho.

Se siente a gusto consigo mismo.

Relajado.

Se siente con control.

Crea y fábrica la mayoría de las oportunidades.

Se gusta a sí mismo y a los demás.

Es bueno para sí y para los demás.

Efectos

Conflictos interpersonales.

Culpa.

Frustración.

Imagen pobre de sí mismo.

Hiere a los demás.

Pierde oportunidades.

Tensión.

Se siente sin control.

Soledad.

No le gustan los demás.

Se siente enfadado.

Adicción.

 

Entrenamiento asertivo

(Davis, Marta; Mckay, Matthew; Eshelman, Elizabeth R.:  Técnicas de autocontrol emocional. Ed. Martínez Roca, 1988. Barcelona)







B) Algunas estrategias para hacer más eficaces las respuestas asertivas:

1. Tener un buen concepto de sí mismo 
Mucha gente no es asertiva porque carece de autoestima. Es importante recordarse a sí mismo que se es tan importante como los demás y tomar en serio las propias necesidades. 

2. Planificar los mensajes
Conseguir que todos los hechos y puntos estén aclarados con antelación, confeccionando notas de referencia si la situación lo permite. Esto ahorra tiempo, produce confianza y puede disminuir la intimidación por parte de los demás. Incluso se puede hacer una lista de los puntos para las otras personas si no reaccionan a tiempo. 

3. Ser educado 
Enfadarse provoca confusión en uno mismo y hace que los demás vean al individuo débil, histérico y con una baja credibilidad. Hay que recordar que se deben tomar en consideración los puntos de vista de los demás y comunicarles que se entiende su punto de vista. Negar o se testarudos no suele funcionar a largo plazo. Es mejor guardar la calma y educada, pero firmemente, exponer la opinión propia. 

4. Guardar las disculpas para cuando sean necesarias 
No se debe pedir disculpas, a menos que sea necesario hacerlo. Si se reservan las disculpas para cuando sean apropiadas, no se disminuirá ni su valor ni el propio y los demás tomarán en serio al individuo para otros asuntos. 

5. No arrinconar a los demás 
El hecho de hacer esto, habitualmente provocará cólera y resentimiento, lo cual siempre dificulta las relaciones. Si uno se quiere asegurar la cooperación de los demás, siempre se les debe proporcionar, cuando sea posible, una salida (con suerte, la salida que uno desea) y se deben esbozar las consecuencias constructivas de tal alternativa para los demás y para uno mismo. 

6. Nunca recurrir a amenazas 
Si se responde a cualquiera injusticia con fuertes amenazas, la credibilidad y la cooperación que se pretenden, desaparecerán. Una afirmación tranquila de los pasos que se está dispuesto a seguir es mucho más eficaz. También, si se afirma que se seguirán una serie de pasos, hay que asegurarse de hacerlo, para que así las respuestas de uno sean tomadas en serio en el futuro 

7. Aceptar la derrota cuando sea necesario 
La aserción comporta comprensión cuando las acciones subsiguientes no son constructivas, aceptando la derrota con elegancia, en buenos términos con el otro. Los malos sentimientos saldrán más tarde. Si se le ve aceptar situaciones cortésmente tras una discusión, la gente le respetará más. A nadie le gusta ser mal perdedor.


Juan José Regadera. En Murcia 1989

        

                                     Hasta pronto 

 

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