Curar la ansiedad. La cuestión palpitante

 

La cuestión palpitante 

Nuevo formato en el que el Dr. Juan José Regadera analizará brevemente cuestiones relevantes de la realidad social. La dieciseisava sesión, dedicada a curar la ansiedad. 

La cuestión palpitante es el libro en el que Emilia Pardo Bazán reunió una serie de artículos, varios de ellos dedicados al análisis de la poética naturalista, que suscitaron uno de los más significativos debates culturales de finales del siglo XIX. Con esta fuente de inspiración, la Consulta del Doctor Juan José Regadera propone el análisis de tema de interés social. 


Curar la ansiedad

¿Qué puede significar curar la ansiedad? 

Cada persona se encuentra viviendo una vida que le ha sido dada, se siente como arrojado a ella; pero esta vida, desde el principio, no está prefijada, determinada, ha de hacérsela uno mismo. La vida se convierte, desde el primer momento del nacimiento de la persona, en una tarea que tendrá que hacer. Y esta tarea la realizará dentro de la circunstancia. 

La circunstancia está formada por mi cuerpo, por mi mente, por los otros seres humanos y por las cosas, en su amplio sentido. 

Pero lo que tenemos que hacer no es algo que vaya casualmente determinándose a través del curso de nuestra vida y de un modo circunstancial. Cada persona lleva en sí un único e insustituible proyecto de vida, una voz interior que le llama a desarrollar un quehacer específico; a esa voz interior la llamamos Vocación. 

Ante la pregunta: ¿Quién soy yo? 

Encontraríamos la respuesta en esa vocación y en ese proyecto, que aún estaría por hacer. 

La infancia sería el momento de máxima intimidad y conexión entre mi yo y todo lo que me rodea. Pero muy pronto, en esa circunstancia que es mi infancia, entrarán, como de golpe, una serie de cosas que tienen la peculiaridad única de reciprocar nuestra actividad: son las otras personas. 

La aparición del otro en mi vida es un hecho, que si al principio no fui consciente de su magnitud, a partir de ahora y tras su descubrimiento quedará siempre a la espalda de mi vida. 

Y es así como la abstracta y difusa relación, que en principio fue mi encuentro con el otro, va poco a poco concentrándose, perfilándose, a través de mis encuentros con los demás. Y de ese modo me encuentro con el Tú. Y este Tú, que no es otra cosa que una persona, lo veré de un modo u otro según la perspectiva en la que se sitúe. Por ejemplo, si el Tú es muy próximo a mí, de una proximidad máxima, entonces hablaré de intimidad y de amor. Si el Tú está más lejano tiene entonces menos reciprocidad y a ese Tú lo llamaré gente. 

Cada hombre posee un proyecto vital único e insustituible, que no es una idea o plan elegido por el mismo, libremente elegido, sino algo anterior a todas las ideas que su inteligencia forme y a todas las decisiones de su voluntad o vocación. 

La vida se hace eligiendo constantemente sus posibilidades y proyectando. 

El problema más arduo del proceso psicoterápico es el descubrimiento del proyecto personal, que como “misteriosa raíz”, queda a la espalda de toda vida. 

La ansiedad

consiste en la dislocación entre el proyecto personal y la vida real del paciente, es decir, una tensión entre el Yo auténtico, la vocación y la vida humana. 

O dicho en otras palabras: 
la discrepancia entre el ser y el parecer. 

¿Cómo se cura la ansiedad? 

Un día cualquiera me descubro a mí mismo viviendo una vida que me ha sido dada, una vida que no está prefijada ni determinada, que debo de desarrollar; una vida que transcurre, al igual que la de tantas otras, en lo que todos reconocemos y denominamos “nuestro mundo”. 

Mi mundo es importante para mí, da coherencia y unidad a mi existencia. Pero este mundo, mi mundo, me descubre y me obliga a desarrollar una tarea, no cualquier tarea que casualmente vaya a mostrarse ante mí en el transcurso de mi vida, sino aquella tarea que llevo impresa en mi interior. Una tarea que es a la vez voz y proyecto, que me llama hacia un quehacer específico. 

A esta voz llamaré: 
Vocación. 

De las facilidades o dificultades que mi mundo me ofrezca, de la mayor o menor fidelidad al proyecto personal, va a surgir el Yo, mi Yo; un Yo real, tangible: 

“Yo soy yo y mi circunstancia” 

El Yo de mi circunstancia que no es otro que mi mundo, mi contorno. 

De pequeño me encontraba sumergido en un mundo que consideraba propio, exclusivo; un mundo que pronto vi invadido por el otro. Poco a poco fui descubriendo su presencia, y cuando quise darme cuenta de mi propia existencia entendí que llevaba tiempo viviendo entre los demás.

Y es así como la aparición del otro es un hecho que ha quedado para siempre en la espalda de mi vida. 

Fue en ese momento cuando realmente comprendí que existía un Yo que no soy Yo. Y así fue como pasé de encontrarme sumergido en un mundo propio en el que todo me pertenecía a encontrarme con el nosotros, con el Tú, y más tarde con la gente. 

El tiempo transcurría y notaba que tenía que contar con los otros prácticamente para todo. También supe que la conducta de los otros no siempre me era posible predecir. En ocasiones me sentí en peligro, en el sentido de que antes de relacionarme con los demás tenía que ensayar, probar las posibles reacciones del otro. 

Ahora he descubierto que mi mundo tiene límites, aquellos que le ponen los demás. Tropiezo con ellos, con la gente, también tropiezo con su mundo, y es entonces cuando me veo obligado a robustecerme; a veces tengo la sensación de que si no lo hago me pisarían. 

Tristemente, aquel vago yo que era en mi infancia se ha ido reduciendo y contrayendo por la presencia de los otros. 

Bueno, realmente estoy exagerando. 

El encuentro con el otro no ha sido tan doloroso. Gracias a él he conocido y aprendido cosas de mí. Pero es importante no olvidar que mis ideas, mis decisiones, de un modo u otro, me fueron insufladas por los otros, sin que plena y responsablemente las hubiese pensado o elaborado por mi cuenta. 

Lo que sí me entristece es que, a veces, lo que pienso, lo que digo, lo que hago, es porque se piensa así, se dice así y se comporta uno así. Cuando me ocurre esto, es cuando si que tengo la sensación de estar viviendo en mi interior con los otros; algo así como si se hubiesen ido a vivir dentro de mí. 

Por eso en ocasiones estoy de mal humor. 



Me siento como si viera el mundo a través de las rejas de una prisión. Y es simpático el modo que tuvo esto de ocurrir; fue a través del lenguaje. Cada vez que me relacionaba con los otros, y especialmente con los Tús más íntimos, como han sido mi madre o mi pareja, era como si me moldearan. Me sentía como un bloque de arcilla. Lo peor no fue que me moldeara mi madre o mi novia, sino que llegó un momento que a cualquiera que me acercara le daba por “usar la espátula” conmigo,… 

¡qué empeño, ese de darme forma!.

Al final, mi vida se fue cubriendo de una costra formada por todo lo recibido por los otros. 

Ahora ya me he habituado a vivir de un modo presunto que suelo aceptar sin más como parte de la realidad misma. Si pudiesen mirarme hacia dentro verían que las capas geológicas de mi interior se suceden unas a otras. Y ahora resulta que Yo no soy últimamente éste, ni este otro yo que hay más abajo. Por eso cuando hablas conmigo los primeros yoes con los que te encuentras son falsos, no son míos, … 

¡es que se han quedado a vivir conmigo!.

Pero quiero que sepas que el Yo auténtico, no un Yo cualquiera, sino el de verdad, tienes que buscarlo en una excursión vertical. Pero claro, este yo auténtico no podrás encontrarlo hablando conmigo, porque ¿cómo sabrás que ése soy yo? Así es imposible. Lo único que encontrarás será mi propia personalidad, que como ya te conté al principio es solo una parte de mi circunstancia. 

¿Sigues sin saber cómo dar con mi Yo personal? 

Cada uno de nosotros posee un proyecto de vida único e insustituible, que no es una idea o plan prefijado por nosotros mismos, libremente elegido, sino algo anterior a todas las ideas que nuestra inteligencia haya podido formar. Vida es la inexorable forzosidad de realizar el proyecto de existencia que cada uno de nosotros es… 

¿acaso no has observado a los bebes explorar y manipular con ahínco e insistencia el mundo que les rodea, interesándose, apasionándose con todo aquello que llama su atención?. 

El mundo entero, mi cuerpo, mi carácter, las cosas que están a mi alcance, mi inteligencia,… me facilitan o dificultan esta realización. También es importante que comprendas que no siempre coincide nuestra vocación con nuestros dotes. De aquí que, a veces, la vida se convierta en una lucha de tensiones internas entre el proyecto que intuyo me gustaría poder realizar y la circunstancia en la que me encuentro, que no siempre me facilitará o permitirá que el proyecto de lo que debe ser mi vida pueda alojarse en mí. 

No siempre el destino exterior facilita el desarrollo del auténtico proyecto, aunque también es verdad que disponemos de un amplio margen para llegar a realizarlo. 

Cuando los acontecimientos exteriores no te favorezcan la tarea lo más interesante no es la lucha contra el mundo exterior, sino la lucha con tu vocación, tratando de ser fiel a ti mismo intentando mantener la máxima autenticidad. 

No suplantes tu vida, no la falsifiques ni la llenes con sustitutivos de lo que hubiese sido. 

Recuerda que dentro de ti hay un Yo auténtico que queda a la espalda de la vida como misteriosa raíz. 

¿Sigues sin saber por qué puedes tener ansiedad? 



Notas del autor: 

1. Lo anterior sirve para lo que conocemos hoy día como Trastornos de ansiedad (Asociación Americana de Psiquiatria, Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), 5ª Ed. Arlingyon, VA, Asociación Americana de Psiquiatría, 2014): Trastorno de ansiedad por separación, Mutismo selectivo, Fobia específica, Trastorno de ansiedad social (fobia social), Trastornos de pánico, Agorafobia, Trastorno de ansiedad generalizada. 

2. Lo anterior sirve para lo que conocemos hoy día como Trastornos neuróticos, secundarios a situaciones estresantes y somatomorfos (La CIE-10 Trastornos mentales y del comportamiento. Organización Mundial de la Salud, 1993): Trastornos de ansiedad fóbica, Otros trastornos de ansiedad, Trastorno obsesivo-compulsivo, Reacciones a estrés grave y trastornos de adaptación, Trastornos disociativos (de conversión), trastornos somatomorfos, Otros trastornos neuróticos. 

3. Ni que decir tiene, que las ideas expuestas aquí no son ideas propias, la misión del autor ha sido poner en valor las ideas de Ortega y Gasset aplicadas a la psicoterapia, y, particularmente, a los trastornos de ansiedad. Soy de la opinión que un psicólogo, cualquier psicólogo que aspire a curar un problema de ansiedad, debería estar familiarizado con las ideas de Ortega para que puede conocer qué puede significar curar la ansiedad. El esquema de trabajo desarrollado en la “cuestión palpitante” nos permite dar respuesta a las cosas que nos pasan. Y estas cosas, nos pasan a todos, de un modo u otro, a lo largo de nuestra vida. Por eso, tener una idea antropológica de lo que somos como “persona” no viene mal en un mundo que ni el mismo se conoce y aún anda buscándose. 



Comentarios

  1. Creo ver conexión entre la última entrega de animación de Pixar "Soul" con la cuestión palpitante planteada, recomiendo la película.

    Una bonita y divertida historia de un profesor de Jazz, con una vocación clara desde niño, que quizás no ha tenido las circunstancias o las dotes oportunas para cumplir su propósito; y obsesionado con ello ha vivido sin ser consciente, que en realidad su vida, era una buena vida.

    Es decir teniendo un propósito claro en la vida, la ha dejado pasar, sin darse cuenta que no hay una meta como destino (aparte de la que nos aguarda a todos por igual aquí y allá), sino que el destino es vivir la vida con un propósito, y que cada día es importante, cada relación, cada acto tiene valor, que merece la pena fijarnos en cada detalle, disfrutar de cada esfuerzo, de cada alegría, sentir cada tristeza, saber sobreponerte a cada golpe y valorar cada aprendizaje, sin huir de la cruda realidad, con todos sus sabores, colores y olores, inclusive los amargos, tétricos o pestilentes. Eso es vivir y lo contrario amortajar.

    La película nos enseña, que tener un propósito es clave, pero que la chispa de la vida es tan importante como el propósito, que mientras soñamos y trabajamos por alcanzar nuestro destino, debemos de aprender a no obsesionarnos con los resultados y sí con el aprendizaje, la vivencia, las sensaciones y las emociones que nos depara el camino.

    Puesto que no tenemos garantizados los dones y circunstancias, que se deben alinear con los astros y nuestra vocación, tampoco los resultados.

    Lo que está en nuestras manos es hacer un buen trabajo, con nuestras facultades, nuestros aprendizajes, esforzarnos frente a nuestras limitaciones, estrechándolas en la medida de lo posible, con la vista puesta en nuestro propósito, sabiendo que lo alcanzaremos, si lo deseamos lo suficiente o quizás no.

    El camino es claro y expedito con nuestro propósito revelado.

    Y qué sucede cuando nos han hurtado, o mejor dicho ocultado nuestro propósito, y no somos capaces de desescombrar tanto cascote que nos ha caído encima?

    Pues que al final del camino, si presentamos una hoja de servicio digna del mejor combatiente que haya pisado nuestras pisadas, habremos cumplido nuestro otro propósito.

    JmCanovas


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