Para mí un artista es un Superhéroe. Filosofía del arte



Para mí un artista es un Superhéroe 

Filosofía del artista

Resumen: 

El autor, apoyándose en el pensamiento del filósofo francés del siglo XVIII, Maine de Biran[1], se centra en el yo del Superhéroe, un yo un tanto olvidado y maltrecho por el propio personaje que en su búsqueda de sí mismo a través de la acción, nunca pudo perder de vista su cuerpo, en que aquel anda encarnado. Un cuerpo que le sostiene y le aporta la belleza y el color que el Superhéroe requiere. La idea nuclear del trabajo del Superhéroe se reduce al esfuerzo. Sabe de los condicionantes reales de la existencia humana, físicos, fisiológicos, sociales… sin embargo el Superhéroe no se reduce a ellas, sino que las transciende mediante la imaginación y la originalidad. De aquí, que cuando soy, decimos nosotros en boca del superhéroe, no soy sino con ayuda de ti que eres mi espectador. Razón, naturaleza, sociedad, política y economía parecen hoy ser las coordenadas en que se mueve nuestros pensamientos contemporáneos, algo, por otro lado, irrenunciable, sin embargo, urge volver hacia los superhéroes para que nos aporten un poco de esperanza en un entorno cargados de inseguridades, he aquí la conexión entre el personaje de ficción y el meditador de Grateloup (Maine de Biran, anónimo superhéroe por excelencia que renunció a la originalidad creadora por timidez y mantener a salvo su ideal personal). 

Presentación 

La noción de “sentido íntimo” presente en la figura del superhéroe tiene para el personaje un carácter conmovedor y, en todo caso, central de su personalidad. Se trata de una “idea primitiva” que el inconsciente del Superhéroe creo en la adolescencia mediante la queja y el lamento, y que podemos expresar mediante el Cogito cartesiano, y, adaptado a nuestros propósitos: ayudo luego existo. 

La acción del Superhéroe, no se limita a expresar una fortaleza indubitable, a salvo de ataques mal intencionados de aquellos que intentan destruirla, pues expresa “el sentimiento de una acción y de un esfuerzo querido”. El esfuerzo, es “la idea primitiva” (ayudar a los demás) y, en esta circunstancia, la noción de “sentido íntimo” que hoy venimos a tratar aquí en la figura del Superhéroe se halla estrechamente relacionada con la idea de resistencia. Resistencia ofrecida por el mundo EXTERIOR – en la etapa de plenitud juvenil del Superhéroe- que constituye la mejor, si no la única, prueba de su lucha por la vida, la supervivencia y el amor al prójimo. 

El superhéroe en su mundo 

El Superhéroe, hubiera necesitado calma por encima de todo, sin embargo, la lucha por la existencia, iniciada en su etapa juvenil, difícilmente le hacia sentirse en paz y encajado en el mundo que le tocara en suerte, comenzó en la niñez del Superhéroe y particularmente en la etapa del colegio, primero, en una impresión “física de debilidad”, para terminar convirtiéndose en algo metafísico que transciende cualquier comprensión humana. De aquí, que las acciones del Superhéroe nos muestran, muy especialmente, su resistencia frente a un mundo cruel –como una llaga que nunca termina de sanar- en relación con posibles modos de ayuda a los demás, ni ortodoxos ni convencionales o conservadores, que en el peor de los casos, no serán entendidos por el espectador que se permitirá juzgar negativamente las acciones del Superhéroe. 

La sustancia exterior del Superhéroe, supone impresiones de resistencia que se hacen distintas por medio de la sensación de movimiento percibida por la vista. 

Esta sensación de movimiento recogida por el espectador esta relacionada con la de voluntad en la firmeza de las acciones que ejecuta. La mirada del espectador siente como el Superhéroe se esfuerza por ejecutar sus ideales y principios. El Superhéroe existe a través de la voluntad del movimiento dando con ello la impresión o la conciencia del yo, un yo reconocido por el espectador como algo distinto de las demás existencias que lo rodean. Y esto, que el Superhéroe nos muestra en la acción, únicamente puede adquirirse mediante la conciencia de un esfuerzo querido; que, en una palabra, el yo del Superhéroe reside exclusivamente en la voluntad. 

Una idea parecida a la aquí expresada se encuentra desarrollada por Maine de Biran como fundamento de su análisis de la conciencia de voluntad y, en último término, de la libertad. Maine de Biran retoma el principio de Descartes que nosotros hemos reelaborado como: ayudo, existo. 

El Superhéroe, descendiendo en si mismo, intenta caracterizar a través de la acción y el movimiento dirigido hacia los demás un físico renovado que su inconsciente guardo en la adolescencia y que se supone constituyó toda su existencia individual de dolor y sufrimiento. Este esfuerzo de transformación de la idea originaria de un físico aquejado por él retenido, es el modo fundamental y actual que el Superhéroe ha buscado y analizado a través de la empatía, la comprensión, la intimidad y el aprecio a los demás, dando con ello alarde de substancia, fuerza, sensación, sentimiento de una acción o de un esfuerzo querido siempre en la dirección del prójimo hacia la ayuda y el acompañamiento. 

La reflexión del Superhéroe 

La obra del filósofo francés del siglo XVIII Maine de Biran, y la de Superhéroe tienen en común la noción de un “sentido íntimo” o de un “sentido interno” de carácter espiritual (basados en las ideas) más básico que los sentidos externos. 

El Superhéroe, al igual que Descartes, Malebrache y los autores de la tradición agustiniana, comparte lo que ellos llamaban “el tesoro de mi espíritu”. Tesoro de una realidad “interior” e “íntima” en cuyo fondo anida la verdad, siempre mostrada a los demás. Una verdad que se nos muestra por iluminación “propia”, por debajo de la variedad de deseos o caprichos accidentales que pudieran sobrevenirle ocultando su profunda verdad. 

El Superhéroe, espíritu romántico e innovador, quiere una cosa, por nada del mundo abandonaría el precioso tesoro de su yo (Autenticidad y Coraje de Existir definen su acción). 

Sus acciones y deseos de ayuda del Superhéroe ha consistido en gran parte en una anotación de “experiencias de la conciencia” en el curso de una evolución que transcurre desde su infancia y adolescencia hasta la meditación introspectiva de sus propios estados psíquicos y fisiológicos. Y en este devenir del tiempo, el Superhéroe ha llegado a la concepción de que la consciencia, entendida como una substancia independiente, solamente existe en cuanto esfuerzo opuesto a la resistencia de los otros. 

El ensimismamiento del Superhéroe 

La resistencia de los otros, vivida por el Superhéroe desde su adolescencia, se da, en efecto, la conciencia del yo. Un yo sin posibilidad de separarse del deseo de ayuda a los demás que ha sido engendrado desde la niñez. He aquí su experiencia, que como reducto de intimidad frente a sus super-poderes, el Superhéroe está por encima y fuera de la órbita de los otros. 

Esta búsqueda continua de su introspección hacia un centro permanente (sus super-poderes apoyo de sus Valores) en medio de la inestabilidad de los “estados” del mundo exterior, le da una “facultad activa” que permite eludir la disolución del “yo” provocada por el encuentro con los demás. Fortaleza ante la resistencia exterior, he aquí, de nuevo, el tesoro de su yo (Coraje de Existir).


[1] Biografía: Nació en Bergerac en 1766, y moriría en Paris en 1824. Pierre Maine de Biran resulta ser una figura bien estudiada y mal conocida. Se formó en el seno de dos corrientes: ilustración y naturalismo, y se encontró, más adelante, en un mundo nuevo, el Romanticismo. En cierto modo, Main de Biran, traspasa el umbral entre dos edades, nació “moderno” y murió “contemporáneo”.



Juan José Regadera. En Murcia

        

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