La cuestión palpitante
Nuevo formato en el que el Dr. Juan José Regadera analizará brevemente cuestiones relevantes de la realidad social. La diecisieteava sesión, dedicada a la calma.
La cuestión palpitante es el libro en el que Emilia Pardo Bazán reunió una serie de artículos, varios de ellos dedicados al análisis de la poética naturalista, que suscitaron uno de los más significativos debates culturales de finales del siglo XIX. Con esta fuente de inspiración, la Consulta del Doctor Juan José Regadera propone el análisis de tema de interés social.
La calma
La
vida sigue a pesar de todas las tormentas.
Y
esto, solo se consigue con SOSIEGO.
No
es regalado.
No
te lo dan de balde.
Tienes
que conquistarlo y ganarlo.
Porque
para tener sosiego tienes primero que sosegarte.
Cada
uno de nosotros, sin excepción, aún en las situaciones más apretadas, somos
capaces de retraernos a nosotros mismos y sosegarnos, acaso mediante un
enérgico esfuerzo.
Esto podemos lograrlo,
pero cuando lo conseguimos no hemos llegado a otra cosa, que
a nosotros mismos.
Sosegarse, pues, es
la autenticidad conquistada desde la alteración.
“Ya” estoy tranquilo, decimos.
“Ya” me he calmado.
Sosegarse es
sentarse,
calmarse,
dar asiento,
firmeza,
seguridad, serenidad.
El desasosiego es la pérdida del sosiego,
del asiento y la calma que habíamos conseguido,
que nos habíamos procurado al sosegarnos.
La persona, para ser feliz, tiene que ser dueño de sí mismo.
¿Eres
feliz?
Y
si no lo eres, ¿por qué y de qué manera?
¿Qué es lo que,
de un modo o de otro,
te arrebata,
te saca de sí,
te esclaviza,
te priva de ti mismo?
La
angustia.
Y,
¿Cómo
la resuelvo?
Briosamente.
En medio de la congoja y del apuro,
cuando te sientas perdido grita a ti mismo:
¡Calma!
Es la “calma”
la que supera la angustia y pone en ella orden,
donde tomas posesión de tu vida y te humanizas.
Y, ¿qué tipo de calma prefieres?
Aquella cargada de cotidianeidad,
mera adaptación y conformismo,
Que sería un sosiego regalado,
hecho de insensibilidad para el peligro
o
Aquella calma jovial,
briosa que tu mismo te creas
en medio del apuro y la congoja.
Por mi parte,
si me viese en mitad de la tempestad,
borrasca,
seguridad de naufragio
y muerte probable,
en medio del peligro,
me pondría mi mejor traje,
después de sosegarme,
me dirigiría a la estantería,
cogería un libro,
y,
me dispondría a hacer crítica literaria
en medio de la tempestad,
del libro que tenga en la mano.
No ignoro el peligro,
tan solo me distraigo del gran peligro
en que me vería.
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Nota 1.: Ideas extraídas del libro de
Julián Marías (discípulo de Ortega y Gasset): Ataraxia y alcionismo. Ed.
Instituto Ibys, ejemplar, nº 316, Madrid, 1957.
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Juan José Regadera. En Murcia
Hasta pronto
Cuando has aprendido a vivir en calma indiferente, crees dominar la situación, eres un hombre que se sabe controlar sus sentimientos.
ResponderBorrarY lo que ha pasado es que te has quedado vacío, ni sientes ni padeces y eso a simple vista puede aparentar un control de la situación.
No necesitas a nadie, ni nadie te necesita a ti.
Hasta que reaccionas y caes en la cuenta de que hay algo que no funciona, cuando te da igual blanco que negro, sólo o en compañía, es evidente que no controlas nada, simplemente eres una gran marioneta de metal capaz de soportar cualquier envite huracanado.
Ahora que soy consciente de las consecuencias de haberme adaptado a mis circunstancias, debo ganarme el honor de convertirme en brújula
JmCanovas