El psicólogo responde®. Duda solucionada: Número 12
Duda solucionada: Número 12
Pregunta del paciente:Me dirijo a ustedes porque siento mucha ansiedad y no sé
cómo resolverla, cuanto más pienso en ella más me oprime el pecho. No puedo
controlarla. A veces tengo la sensación de que me va a ocurrir algo grave.
Respuesta:
Me dirijo a ustedes porque siento mucha ansiedad y no sé
cómo resolverla, cuanto más pienso en ella más me oprime el pecho. No puedo
controlarla. A veces tengo la sensación de que me va a ocurrir algo grave.
Buenas tardes,
Su pregunta: ¿Cómo resolver la ansiedad? Pasa por comprender la ansiedad.
“El interés –exaltación o disminución”, “el humor –alegría y euforia, tristeza
y disforia, depresión-“, “la emotividad –ansiedad y angustia-“ constituyen el
campo de la participación afectiva.
La “emotividad” que es una propiedad fundamental de la actividad mental para
presentar reacciones físicas (usted dice: “opresión en el pecho”) frente a
percepciones vivas –las cosas que nos pasan y nos suceden-, a variaciones
bruscas del régimen afectivo (continua diciendo: “tengo la sensación de que me
va a ocurrir algo grave”) y a modificaciones de la situación orgánica o
psíquica; es “resultante de una brusca ruptura de equilibrio del compuesto
humano”.
¿Qué queremos decir con la expresión “compuesto humano”?
Si sustituimos el conjunto químico de los 6 elementos que forma el 99% de la
masa del cuerpo humano (oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno, calcio y
fósforo) por el conjunto fenomenológico-existencial de los dos elementos que
forman la noción antropológica de “anticipación” (Yo-real; Yo-ideal; o más
bien: ¿Cómo soy? y ¿Cómo me gustaría ser?). La resultante de la falta de
“armonía – o disarmonía-“ fenomenológico-existencial es análoga a “una brusca
ruptura de equilibrio del compuesto humano”.
Por lo tanto, decir: “tengo la sensación de que me va a ocurrir algo grave” o
“cuanto más pienso en la ansiedad más me oprime el pecho” es en sí, una
analogía respecto a la ruptura de equilibrio químico entre el bienestar
corporal y el equilibrio fenomenológico-existencial de la persona “que estoy
siendo” y la persona “que me gustaría ser”. Es decir, la persona hacia la que
me encomiendo.
La ansiedad y angustia son especialmente importantes de observar. Desde el
punto de vista descriptivo, ansiedad se reduce a formas de reacción emocional.
La ansiedad es un trastorno que se traduce por un sentimiento indefinible de
inseguridad. La angustia es un trastorno físico (como decía: “me oprime el
pecho”) que se traduce por una sensación paroxística de constricción y de
ahogo.
Importa poco, desde el punto de vista semiológico, que la angustia y la
ansiedad sean de naturaleza y cualidad diferentes o se trate simplemente de
grados dentro de una misma expresión emocional. Desde el punto de vista
psicosomático, se pueden utilizar indiferentemente los dos términos a condición
de hacer una buena descripción y definición de los síntomas en cada caso
particular –pero esto es tarea bien del psiquiatra o del psicólogo-.
El valor semiológico de la ansiedad es grande. Existe una ansiedad normal, una
ansiedad paroxística y una ansiedad de larga duración, además de formas
estructurales de la ansiedad. Esta respuesta que ofrecemos no es lugar para
debatir tales términos.
A su pregunta: ¿Qué puedo hacer para resolverla y controlarla?
Le remito, como complemento a la terapia, la realización de un proceso
psicoterapéutico de mano de un psicoterapeuta encaminado a analizar la
discrepancia existente entre ¿quién soy? y ¿quién me gustaría ser?
¿Qué recomendaciones puedo hacerle?
Desde el punto de vista de la experiencia clínica y siguiendo un enfoque
transdiagnóstico para los trastornos emocionales: ofrecer psicoeducación sobre
las emociones y ansiedad; Entrenamiento en relajación; Reestructuración
cognitiva; llevar a cabo cambios conductuales; y prevenir recaídas.
Conclusión:
Si tuviéramos que resumir lo principal de la evidencia sobre el tratamiento de
los trastornos de ansiedad –evidencia que presenta notables debilidades que
pueden dejar la equivocada impresión de que todo vale por igual-. La amplia
investigación sobre la Terapia Cognitivo Conductual (TCC) obtiene en este caso
alguna ventaja sobre otros enfoques en el tratamiento de los trastornos de
ansiedad. Sin desatender las preferencias de los propios pacientes, el mejor
tratamiento disponible al día de hoy para los trastornos de ansiedad sería la
TCC.
Para leer las respuestas de otros profesionales de la psicología a la pregunta n.º 12 puede acudir al siguiente enlace de doctoralia.es:
Un saludo,
Juan José Regadera. Murcia
Hasta pronto
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