¿Cómo puedo saber si tengo depresión y cuáles serían los síntomas?. El psicólogo responde®. Duda solucionada: Número 133
Duda solucionada: Número 133
Pregunta del paciente:
Hola,
¿Cómo puedo saber si tengo depresión? ¿Cuáles serían los síntomas? .
Saludos,
Gracias.
Hola,
Gracias por su confianza.
Su pregunta:
¿Cómo puedo saber si tengo depresión y cuáles serían los síntomas?
Tras la lectura de las respuestas de mis compañeros, pasamos a complementar las
anotaciones realizadas.
Respecto a los cuadros depresivos, la CIE-11 coincide con el DSM-5 en
establecer que los problemas anímicos diferenciables serían:
1. El trastorno depresivo (ya se denomine o no trastorno de depresión mayor y
cuya descripción ha sido expuesta por la compañera de Barcelona).
2. Trastorno disfórico premestrual
3. La distimia (o depresión persistente).
Es sobre la tercera de estas categorías en la que se profundizara a
continuación:
La distimia o trastorno depresivo persistente se caracteriza por un estado de
ánimo depresivo que dura dos años o más, durante la mayor parte del día y
durante más días que no. Además, el estado de ánimo depresivo se acompaña de
otros síntomas como interés o placer notablemente disminuidos en las
actividades, concentración y atención reducidas o indecisión, autoestima baja o
culpa excesiva o inapropiada, desesperanza sobre el futuro, sueño perturbado o
aumento del sueño, disminución o aumento del apetito, y energía baja o fatiga.
Discusión
La distimia ha sido un cuadro en discusión durante décadas, asociándose en
ocasiones más a los problemas de personalidad que a los trastornos mentales.
La depresión persistente puede tenerse por una condición crónica y de peor
pronóstico que el trastorno depresivo mayor. Un estudio reciente (2019) con un
seguimiento a diez años reveló que, frente a las personas con depresión mayor,
las aquejadas de distimia acabaron presentando mayor severidad de depresión,
ansiedad y síntomas somáticos.
La etiología de la depresión, ya en el trastorno depresivo, ya en la distimia,
se ha asociado a múltiples factores, incluyendo los biológicos, los
sociohistóricos, o los psicológicos (experiencias negativas tempranas,
indefensión aprendida, falta de reforzadores, pensamiento-esquemas
distorsionados, alteración de rutinas, exposición a situaciones traumáticas,
etc.), siendo todas ellas en cada categoría y entre las distintas áreas
combinables. Por esta razón, se habla de una explicación general biopsicosocial
como vía para conciliar la variedad de opiniones. No obstante, esta solución de
compromiso etiológico poco aporta a la hora de orientar la intervención del
clínico que tiene delante a una persona aquejada de este problema.
Tratamiento
Frente al conglomerado de teorías que ponen el acento en lo que sucede en la
persona deprimida, por cualquiera de las razones indicadas más arriba, desde
las actuales terapias contextuales se ha puesto el énfasis en conceptualizar la
depresión no como una enfermedad o trastorno que padece el sujeto, sino como
una situación vital o existencial que guarda relación con su biografía, su
contexto y con las acciones que la persona desarrolla en este.
A semejanza de lo que pasa con los problemas de ansiedad donde las soluciones a
corto plazo para conseguir un alivio perpetúan la sintomatología, en el caso de
la situación depresiva, ante un entorno pobre de gratificaciones (y, por tanto,
sin valor), la persona dejaría de llevar a cabo actividades que otorgarían de
nuevo sentido a su existencia en el largo plazo y, en cambio, prodigaría unas
acciones destinadas a evitar el contacto (físico o psicológico) con su dolorosa
situación actual. La repetición de este patrón de acción provocaría un estado
depresivo, no situándose la depresión, en consecuencia, ni fuera ni dentro de
la persona.
Conclusión
Actualmente resulta difícil vaticinar cuál será la evolución del tratamiento de
la depresión. Desde luego, tras aproximadamente cincuenta años de hegemonía de
la reestructuración cognitiva en este campo, resulta claro el giro hacia los
enfoques más centrados en la contemplación no intrusiva de los contenidos mentales
y en la orientación hacia la acción, lo que guarda una conexión directa con los
planteamientos de la terapia de conducta propiamente dicha. La aceptación y la
acción pueden ser, por tanto, la clave de las intervenciones más prometedoras.
Para leer las respuestas de otros profesionales de la psicología a la pregunta n.º 133 puede acudir al siguiente enlace de doctoralia.es:
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